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viernes, 31 de agosto de 2018

"ENSEÑANZAS DE VIDA, de Rhodéa Blasón




     La niña, agachada en cuclillas, mojaba sus manos en el agua límpida del pequeño riachuelo que se derramaba desde los caños de la fuente del pueblo. Sonreía al movimiento del líquido elemento tras ser agitado por sus extremidades superiores. Acabó la tarde sentada sobre la tierra seca y viendo nacer los afluentes de aquel riachuelo en miniatura.

     Se convirtió en una inteligente profesora de filosofía que no seguía la lista de los libros recomendados en la asignatura que tantos años llevaba enseñando en el Instituto de Secundaria de aquella ciudad.

     Tras las vacaciones estivales regresaba a las clases con el fin de contagiar a sus alumnos de su amor a la filosofía. Sus primeras clases del curso comenzaban siempre igual:

    -Sé de un lugar en el que una pequeña niña descubrió la riqueza del agua

    Cada años más alumnos la elegían como profesora de filosofía porque "siempre nos hace ver la grandeza de las pequeñas cosas. Aquellas con las que se puede alcanzar la felicidad y que no nos ocasionan ningún agravio económico".


     "Sé de un lugar ..."




viernes, 25 de mayo de 2018

"JUGADA DEL DESTINO", por Rhodéa Blasón

     


      Pedro vivía en la aldea con su abuela ciega y una hermana de ella de edad avanzada. La mujer le había criado tras perder a sus padres en un accidente cuando emigraban a Alemania en busca de un futuro mejor, para ellos y para él.

     La madre de su madre, a pesar de la falta del sentido de la visión, lo conocía tan bien que siempre le regañaba porque ningún trabajo le duraba demasiado tiempo. Realmente, a su nieto no le gustaba nada trabajar; hacía chapucillas para conseguir dinero inmediato, pero nada serio. En cambio, le gustaba vivir la juerga, emborracharse, las mujeres, ...e ir al casino de la ciudad con sus amigos algunos fines de semana. Pero ellos tenían dinero para jugar, mientras él miraba o sólo podía jugar una partida.

     Aquella semana había trabajado mucho en una empresa de carrocerías y había hecho horas extra. Por eso el viernes, cuando cobró, lo tuvo muy claro: "cogería un autobús e iría a jugar". Estaba seguro de que lo perdería todo pero su abuela le regañaría de una manera u otra así que no se lo pensó.

    No había muchos jugadores en el casino, pero no importaba. Se sentó y comenzó el juego. Al principio perdió, pero luego, un golpe de suerte hizo que ganase. ...y volviese a ganar. Al amanecer llegó a casa con un millón envuelto en un fajo de papeles de periódico. No cabía en sí de júbilo. Dejó el paquete sobre una de las sillas de la cocina y subió a cambiarse de ropa.

     Mientras, su abuela, que había madrugado para cocer pan en el horno del hogar, entraba de afuera con unos troncos para encender la cocina de leña. No veía, pero hacía todas las labores sin necesidad de ayuda. Introdujo dos troncos cruzados en el interior de la cocina y unas ramas en las que prendió fuego con una cerilla. Tenía que esperar un poco para ver si prendía y decidió sentarse a la mesa.

      Se levantó con rapidez y tocó con sus arrugadas manos para ver que era lo que había allí. Sintió el papel de periódico entre sus dedos y decidió echarlo al fogón. "Me ahorraré traer más ramas para que prenda el fuego".

     -¿Qué has hecho abuela?, gritó Pedro desde el umbral de la puerta asustando a su abuela

    -Encender la cocina, hijo, para caldear la casa y poder cocinar, -le respondió ella.-Anda ve a trabajar que hay mucho que hacer en los establos

     Pedro, como un niño obediente allí se dirigió, pero no a trabajar. Cogió la escopeta de caza y se levantó la tapa de los sesos con ella.

jueves, 15 de marzo de 2018

EQUILIBRIO EMOCIONAL: LA LINEA VERDE, por Rhodéa Blasón





    La línea verde ...es lo que para mí marca el equilibrio emocional.

         Cuando no alcanzo los objetivos que me marco porque el columpio de mi mente no deja de bailar sé que en mi interior surgen los lamentos que me sumen por debajo de esa línea recta verde, que simboliza la armonía, la calma y el sosiego.Soy consciente de que ese balancín alcanza más fuerza cada segundo que se mantiene en movimiento, pero soy incapaz de pararlo. ¡No sé qué hacer para que deje de mecerse! Es un claro símbolo de depresión que me sumerge en las profundidades de esa raya invisible que me marca el equilibrio emocional como si fuese en un submarino acorazado y me hace vulnerable a cualquier agente externo que no puedo controlar y prisionera de mis propias emociones por no ser capaz de canalizarlas.

        Por otro lado, soy consciente de que la mejor  manera de vivir es encarando el futuro de frente y con coraje. Lo que hemos vivido nos marca a fuego, cual animales de las manadas del antigüo oeste. Volar en un avión de papel es impresionante y me da una sensación de libertad con la que no dejo de soñar. Pero he aprendido a introducir en una maleta que cargo a mis espaldas todos aquellos sentimientos que no quiero recordar y cuando la carga del maletín me cansa demasiado sobre los hombros la abro mentalmente y suelto lastre. Ya casi no me pesa porque en  ella guardo sólo olores, sonrisas, amor, tiempo, ...de las personas que me han querido y ya no están conmigo. He aprendido a vivir con sus ausencias. Son momentos de euforia irreal que sobrepasan hacia arriba la linea verde en la que me debo mantener.

        Desde hace años sigo la línea verde, poniendo un pie delante del otro. Intentando no tropezar. Siendo positiva y alegre, dando amor y recibiéndolo de quienes me quieren. No pienso en columpios ni en submarinos que me alteran y mucho menos en aviones de papel. Aunque cuando elevo mis ojos al cielo me gusta verlo de color azul y multitud de pájaros surcándolo de un lado a otro. Es signo de que mi equilibrio emocional está en perfecto estado.



                               

martes, 16 de mayo de 2017

SIEMPRE GRANDE CARLOS CASARES, por Rhodéa Blasón


    Dada la proximidad de la celebración del Día de las Letras Galegas no puedo dejar de hablar en esta columna de la persona a quien se homenajea este año, Carlos Casares, de quien por todos es bien conocida su trayectoria literaria y su vinculación con la literatura gallega, truncada demasiado pronto por una muerte prematura e inesperada.

    De Carlos Casares se pueden decir muchas cosas: era un gran escritor, nadie lo duda, del que a mí me gusta personalmente su delicada y sublime poesía y su rigor a la hora de realizar traducciones de obras de otros autores al gallego, interesándose primero por aquello que quería expresar el escritor a traducir y luego buscando la palabra exacta y pulcra en nuestro idioma madre. Se pueden seguir enumerando sus amplias virtudes literarias con las que podríamos disfrutar en la actualidad de continuar el autor con vida hoy.

    Pero yo voy a hablar del Carlos Casares compañero y amigo. Trabajamos juntos en La Voz de Galicia durante años y transcribir cada uno de sus artículos era como descubrir un preciado tesoro que siempre llevaba implicito un mensaje moral, social o crítico con el que el autor agasajaba al lector. Era persona de carácter afable y rica conversación que hacía sentir a los demás protagonistas de ese momento, siempre sonriente y atento a escuchar las opiniones de los compañeros y a ayudar en aquellos momentos duros del periodismo en el que los especiales salían con un número incrementado de páginas inimaginable en la actualidad. Siempre podías contar con él para escribir un artículo sobre los maravillosos lugares de Galicia, nuestra gatronomía, nuestra cultura, ...Y lo hacía con amor. Amor por las palabras del texto que creaba, por las letras que eran su modo de expresión, por su querida Galicia natal, y por el apoyo incondicional a los compañeros que con él trabajábamos. Nunca nos negaba su colaboración. Su baja estatura no tenía nada que ver con su enorme corazón y su elevado sentido de compromiso y respeto para quienes con él vivíamos el periodismo.


    Siempre grande Carlos Casares!!!.

martes, 20 de diciembre de 2016

"PARA GALLINAS Y CAPONES ...A CHAIRA", por Rhodéa Blasón


        “A galiña de Mos” (San Xiao de Mos-Castro de Rey) es una delicia gastronómica que cada vez es más conocida fuera de los límites naturales de A Chaira, no sólo por el impulso publicitario que desde el Concello y vecinos se le otorga, sino que también porque es un artículo culinario de primera calidad y a tener muy en cuenta en las próximas comidas familiares que celebraremos estas Navidades o en cualquier otra fecha señalada en el calendario. En una zona en la que destacamos los típicos y conocidos “capones de Vilalba”, que viajan por el mundo para ser degustados en las mesas más prestigiosas y por grandes personalidades, no podemos obviar en ningún momento “a galiña de Mos” de Castro de Rey que pasito a pasito va adquiriendo cada vez más reconocimientos en establecimientos de restauración y en casas particulares que aprecian su buen sabor.

      Es interesante conocer los productos de nuestra tierra, comprarlos, probarlos en las suculentas y variadas recetas en las que se pueden elaborar y publicitarlos. Ni los “capones” ni la “gallina de Mos” nos defraudarán en ninguna ocasión, porque tienen tan variadas maneras de ser preparados como nuestra imaginación quiera crear. Y son muchas las explotaciones que viven de estos exquisitos productos que deleitan a cualquier paladar, consideración importante a tener en cuenta.


      A Chaira (Lugo) es tierra de excelentes productos autóctonos con cualidades únicas que hacen las delicias de quienes quieren saborear artículos de índole natural, tratados con el máximo cariño y atención por quienes los producen, que se sienten satisfechos de que lleguen a tan diferentes hogares y restaurantes. Por eso, yo, después de probar ambos artículos siempre que puedo, no me canso de repetir que “para gallinas y capones, ...A Chaira, sin dudarlo nunca”.