jueves, 31 de diciembre de 2020

ADIOS 2020, por Rhodéa Blasón ©

 1.-Se muere el año 2020

 Creo que todos queremos olvidar la terrible pesadilla que nos ha tocado vivir durante los últimos diez meses: demasiados muertos, excesivos enfermos, desmedida pobreza, ...todo a causa de una terrible pandemia que asola al mundo entero.

  No quiero finalizar el año hablando de la crudeza social y económica con la que nos ha atacado un virus desconocido que ha expuesto a muchas personas sin clemencia, y a las que todavía tiene en vilo por el riesgo desmesurado que corren en sus puestos de trabajo.

  He de dar las gracias al personal sanitario que bregó sin tregua ante un mal desconocido, a quien ha trabajdo en cualquier tipo de servicio esencial arriesgando su vida,...(a todos los que me sería imposible enumerar en un espacio tan excaso). Y me reitero en felicitar en esta ocasión a los niños y niñas que han sabido comprender la gravedad de una situación que se les escapa de su conocimiento, pero que gracias al arduo trabajo ejercido por sus progenitores han conseguido responder con valentía poniéndose la mascarilla y no sacándosela en ningún momento.

  2.-Cuánto tenemos que aprender los mayores de los Niños y Niñas

  Gracias al pésimo comportamiento de los adultos existen reiterados cierres perimetrales de municipios, provincias y regiones. Porque somos los mayores quienes no sabemos respetarnos a nosotros mismos ni a nuestros semejantes.

 Es triste pero todos esos confinamientos los originan personas entradas en años o, si son jóvenes, con capacidad intelectual suficiente para comprender el agravio que supone su irresponsable comportamiento hacia quienes cumplimos las normas.

   3.- Yo le pido al 2021 

Que los añosos tengamos más conciencia y responsabilidad social, más respeto por nosotros y por los demás, más inteligencia para cumplir las normas, interés por aprender a convivir, ...

La lista sería interminable.

Pero me siento ahogada por quienes no han aprendido del confinamiento, por quienes piensan que antes es la fiesta que la salud y el bienestar común. Y lo que más me duele, es que todas estas situaciones tan duras parezcan no importarles a nadie de quienes tienen poder para acabar con la nefasta actitud de los imprudentes, informales y ruines personajes que se creen que por festejar más van a ser más felices.

Pobres ignorantes.

Pero sobretodo le pido al 2021 salud, trabajo, paz, ....y muchos abrazos



miércoles, 23 de diciembre de 2020

CLAMOR AL SENTIDO COMUN, por Rhodéa Blasón ©

   Me pregunto si todos los seres que se muestran de manera irresponsable en su comportamiento tienen abuelos, padres, familiares enfermos que sean pacientes de alto riesgo, ...y si en algún momento se han parado a reflexionar sobre qué hacen y cómo afecta a sus semejantes.

   Siempre acuño que el ser humano es el animal más egoísta y necio que existe sobre la faz de la tierra y ahora debo añadir que nos hemos vuelto antisociales. 

    Ante una fiesta es igual a quien se pone en peligro: primero la juerga y luego se arriesga la vida de nuestra familia, del personal sanitario o de los profesionales esenciales; los unos y los otros están hasta el gorro de lidiar con estúlticos mediocres de medio pelo que se creen que en la vida vale todo.

   No señor. No vale todo.

   Quien no sepa comportarse que se vaya al monte a aprender de los animales, o que dedique el tiempo en el que está perjudicando al prójimo a aprender a leer comprendiendo lo que lee que aunque no vea a sus amigos durante un tiempo o no participe en reuniones insolidarias no se va a traumatizar.

   Ahora estamos padeciendo el rebrote del puente de principios de diciembre. Qué sucederá después de Navidad? ...y después de fin de año? ...y luego de Reyes?

Como siempre sufriremos las consecuencias quienes cumplimos las normas. Los más vulnerables a quienes nadie nos respeta, porque hay a quien no le enseñaron que la vida no es una fiesta sino respetar para ser respetado.


  

domingo, 1 de noviembre de 2020

¡SALUD Y SUERTE!!, por Rhodéa Blasón

 

         La sociedad está viviendo una realidad descontrolada y caótica que nos cuesta mucho aceptar, a todos, porque llegó de golpe, impuesta, y sin ser esperada por nadie. Ahora vivimos esos cambios, radicales e impensables, ocasionados por un virus letal del que todavía, y tras tantos meses, se desconocen sus principales características y, lo que es mucho peor, sus posibles mutaciones o afecciones a determinado tipo de pacientes. Por supuesto, en la vacuna se trabaja, pero tardará en llegar la que sea efectiva y mientras tanto debemos tener serenidad y esperanza.


         A pesar de todo, os pido conciencia y responsabilidad; cuidaros mucho cada uno de vosotros, personas tan necesarias en nuestra colectividad, para poder cuidarnos entre todos. Todos somos precisos en nuestros hogares, por eso insisto en el cuidado particular que generará en la salud común de nuestras familias. Sé que habrá quienes con un elevado grado de sensibilidad puedan verse abrumados por la situación social o por la propia de su entorno más cercano. Pero os pido mucho ánimo y mucha fuerza; ser positivos y cumplir las normas es prioritario en estos momentos sanitaria y socialmente.


         Sabéis que siempre me gusta dar un rayo de esperanza a quienes me leéis y toda mi vida he escuchado que “no hay mal que cien años dure”. Por ello os invito a que penséis en positivo: esto va a pasar, no sabemos cuanto tardará pero pasará, como ha ocurrido con otras pandemias a lo largo de nuestra historia a las que no se les vislumbraba ninguna solución y se encontraron medios para erradicarlas. Hay que dejar trabajar a los investigadores y dar tiempo para que consigan los resultados esperados para combatir este mal silente que tan cruelmente nos acecha y nos ataca independientemente de la edad. Mantener una actitud mental activa nos hará superar muchos de los baches que encontraremos en nuestro camino en los próximos meses. ¡Salud y suerte!




jueves, 15 de octubre de 2020

PREVENIR ES VIVIR, por Rhodéa Blasón

 

      En el transcurso de nuestra existencia nos amoldamos a los golpes de nuestra vida según se van produciendo, aprendemos a asumirlos, a vivir con ellos, a luchar y a sobrevivir. Qué palabra más hermosa y a la que tan poca importancia damos: ¡SOBREVIVIR! También somos conscientes de que la vida no es blanca ni negra, si no que tiene un amplio abanico de tonalidades grises que hay que afrontar con valentía y con un colosal esfuerzo, por nuestra parte y por la de los seres que tanto nos quieren y que siempre están con nosotros dándonos su apoyo como mejor saben hacerlo. Yo siempre me remito a una frase que me gusta en especial: “La vida es un camino de rosas cargado de espinas; unas pinchan de forma leve y otras nos traspasan el corazón”. ¿Pero quién nos prepara para los sinsabores que debemos afrontar? ¿Cómo conseguimos forjarnos un carácter fuerte que nos impida sufrir en exceso? ...¡Cuántas preguntas nos podemos hacer y qué pocas respuestas obtendremos!


      Yo soy partidaria de VIVIR lo mejor que podamos dentro de nuestras posibilidades y encarar de frente los problemas cuando surjan. Pero a veces no conseguimos ser felices con lo que tenemos y ambicionamos otras cosas u otras maneras de disfrutar de nuestro caminar que nos impiden ver la realidad. Para ser dichosos necesitamos, sobre todo, algo a lo que no le damos importancia porque nos parece que nos viene dado desde nuestro nacimiento: SALUD. Cuando nos topamos de frente con la cruda realidad de que la lozanía se pierde, se deteriora o desaparece nos volvemos conscientes de lo que la necesitamos para respirar.


En este artículo os voy a contar mi experiencia personal con una de las enfermedades más estigmatizadas que existen hoy en día y a la que todos en general tememos: CANCER. Desde niña en mi casa escuché hablar de este padecimiento con normalidad porque afectaba con crueldad a personas muy queridas y cercanas para mí. Ví sus padecimientos y sufrimientos con dolor en mi corazón y fui observadora en primera línea de cómo dejaban de vivir, a pesar de que se aferraban con fuerza a su existencia. En mis ojos de niña observaba cómo mi padre se agarraba de los pelos, perdiendo casi la cordura, y lloraba como un niño ante la pérdida de las mujeres de su familia a una edad demasiado temprana ante el acecho del silente e insidioso CANCER DE MAMA. No se escatimaron ni medios sanitarios ni cariño con ellas pero se fueron quedando mis recuerdos marcados por su subsistencia, su valentía y el coraje con el que se enfrentaron a una enfermedad contra la que lucharon con pundonor pero que las venció con rotundidad.


      Desde siempre supe que era una persona más propensa que las demás a padecer cáncer, y mucho más cáncer de mama, por eso, desde muy joven me volqué en la prevención. Los médicos de mi confianza a los que acudían estaban de acuerdo conmigo en que prevenir la enfermedad es muy importante: hacerse las revisiones pertinentes, análisis de sangre, mamografías, y explorarse los pechos con asiduidad. Animo a todas las mujeres a que cumplan estos requisitos con fidelidad y compromiso porque es la única manera que tenemos de SOBREVIVIR.

       ¡Prevenir es vivir!


miércoles, 14 de octubre de 2020

"SE DE UN LUGAR ...", por Rhodéa Blasón







     



      La niña, agachada en cuclillas, mojaba sus manos en el agua límpida del pequeño riachuelo que se derramaba desde los caños de la fuente del pueblo. Sonreía al movimiento del líquido elemento tras ser agitado por sus extremidades superiores. Acabó la tarde sentada sobre la tierra seca y viendo nacer los afluentes de aquel riachuelo en miniatura.


     Se convirtió en una inteligente profesora de filosofía que no seguía la lista de los libros recomendados en la asignatura que tantos años llevaba enseñando en el Instituto de Secundaria de aquella ciudad.

     Tras las vacaciones estivales regresaba a las clases con el fin de contagiar a sus alumnos de su amor a la filosofía. Sus primeras clases del curso comenzaban siempre igual:

    -Sé de un lugar en el que una pequeña niña descubrió la riqueza del agua

    Cada año más alumnos la elegían como profesora de filosofía porque "siempre nos hace ver la grandeza de las pequeñas cosas. Aquellas con las que se puede alcanzar la felicidad y que no nos ocasionan ningún agravio económico".


      -"Sé de un lugar ..."

viernes, 9 de octubre de 2020

RESILIENCIA, por Rhodéa Blasón



     El ser humano está demostrando desde hace muchos meses que es capaz de afrontar una situación

extrema en la que nos hemos visto sumidos de la noche a la mañana, aprender de ella e incluso, en la

mayoría de las situaciones, de conseguir salir muy reforzado de este estado. A pesar de ello, a muchas 

personas puede resultarles difícil adaptarse a nuevos escenarios de vida según  sus características  

mentales, emocionales, su fortaleza de carácter y su manera de ver y entender la existencia, pasada y  

futura.

Quienes me leéis sabéis que yo abogo siempre por la belleza de enfrentarse a lo que nos toque

vivir con la máxima positividad. Todo se puede relativizar de manera que podamos verlo con 

optimismo, salvo cuando nos falla la salud. Y creedme, por experiencia propia os digo que en esos 

casos es cuando más hay que ver el “vaso medio lleno”.


      Una persona que sabe ser resiliente siempre saca partido de los momentos duros o de situaciones

extremas sin dejarse vencer por la negatividad o por el exceso de presión estresante que pueda padecer,

piensa en sí misma pero empuja a los demás a caminar hacia la meta, crea sociedad entre quienes viven 

a su alrededor y se mimetiza con ellos para que sepan encontrar lo mejor que tienen en su interior, ...

En estos momentos necesitamos personas resilientes. Existen muchas, pero no saben que lo son.

Precisamos de seres que nos guíen en la senda que se abre ante nosotros con alegría, aunque creamos 

que no se puede caminar; de quien nos dé palabras de aliento cuando nos falten las fuerzas;

de quien nos haga ver la Luz cuando todo esté obscuro, ...



     Nos urge a todos aprender a convivir con resiliencia, adaptándonos a todo lo que intente hacernos

daño y superándolo. Podemos hacerlo entre todos!!!! Sólo es adaptarnos a vivir con positividad, aunque

cada día tengamos zancadillas que superar. Lo importante siempre es conseguir levantarse de nuevo.