POR UN FAJO DE BILLETES
Las campanas tañían sonoramente en el pueblo. Avisaban con su amargo toque que había un difunto para enterrar. Las mujeres salían a las ventanas y escuchaban el número de avisos que daba el badajo, y enseguida se corrió la voz de que un hombre había muerto. En ese preciso instante corría calle arriba un jovenzuelo, monaguillo de la parroquia, que iba a avisar a Severiano, enterrador municipal, para que iniciase el ritual pertinente en el cementerio.
Severiano era un hombre enjuto casado con una mujer manirrota y alocada, con la que había concebido doce bocas que alimentar. Su sueldo apenas llegaba para cubrir los innecesarios caprichos de su esposa, a quien todo le parecía poco. Además, debía pagar el jornal de la sirvienta que se ocupaba de los niños y de la casa. Por eso cuando el mozo le llamó, Severiano se puso en marcha con agilidad.
Abrió la sepultura del finado y esperó al entierro. Introdujo la caja en el foso y comenzó a volver la tierra escavada a su lugar de origen, muy lentamente. Cuando vio que no quedaba nadie en el cementerio tapó el sepulcro con una lona blanca y esperó la noche.
En el pequeño gabinete que utilizaba como oficina, llamó por teléfono a aquel hombre que le había indicado cómo ganar más dinero. Le dijo que había fallecido un hombre y que podían venir a buscar el cadáver, que la familia no sospecharía ya que vieron cómo su familiar era inhumado. Cuando llegaron los hombres abrieron el ataúd, cogieron el cadáver, lo metieron en su furgoneta y, no sin antes darle a Severiano un sobre con un buen fajo de billetes, se fueron por donde habían llegado.
El enterrador sabía que la utilización del cadáver no sería para nada bueno, pero trataba de acallar su conciencia pensando en que en su casa hacía mucha falta aquel dinero del que no haría partícipe a su esposa. (Rhodea Blason)
Reflejas un hecho real que en más de una ocasión ha sucedido. El tráfico de cadáveres. En este caso, para suplir de alguna manera los excesos de una mujer manirrota, pero el hecho es horrendo, sea cual sea la finalidad de tan macabro tráfico. Un ejemplo más de lo que somos capaces de hacer los humanos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Pepe. En muchos países existe este tráfico tan indecente.....Y todo por dinero!
EliminarLamentablemente suceden cosas......... Buen relato Rhodea!
ResponderEliminarCosas que no beberían ocurrir, LAO. Gracias. Un saludo
EliminarHorrendo el caso que narras, ya ni en paz se puede descansar y, finalmente, todo acaba siendo del César.
ResponderEliminarEl relato es ágil y bien llevado. Muy bien escrito. Enhorabuena, Rhodea.
Un beso
Gracias, Valaf, Me alegro de que te haya gustado. Saludos
ResponderEliminar¿Quien pagaba era Victor Frankenstein, de casualidad?
ResponderEliminarSeguro que sí, y fabricaba los billetes en una sartén,jajajajaja
EliminarHechos reales desgraciadamente... y siempre por el mismo motivo: el dinero, siempre el dinero.
ResponderEliminar¿Una solución? quizá donar su cuerpo a la ciencia y que sirva por el bien de quien lo necesita y no para enriquecer a unos desaprensivos.
Abrazo
Estoy de acuerdo contigo, pero hay que cambiar muchas conciencias. Saludos
EliminarLamentablemente los apremios económicos a veces llevan a cometer acciones que sabemos que no son correctas, tal es el caso de Severiano. Seguro que si no tuviera tantas bocas que alimentar no accedería a algo así, eso sí, bien hace en ponerle un tope a los caprichos de su esposa. Me gustó mucho tu relato.
ResponderEliminarUn beso
Gracias.Saludos
EliminarPues muy actual. Estoy saturada de noticias que hablan de mala praxis de muchas personas que tratan de salir adelante por la vía rápida; pero les entiendo, porque la vía legal, en este país, ha dejado de funcionar.
ResponderEliminarNo suelo comentar en blogs que tienen el verificador de la palabra, me cuesta mucho leer los códigos. Un abrazo.
Gracias, pero que yo sepa no tengo verificador de palabra o sí?, tal vez no me he dado cuenta!. Besos
EliminarEl tema es tremendo, pero alguna noticia sobre eso he oído. El dinero parece que todo lo mueve, y el que lo tiene se aprovecha de la poca fortuna del que lo necesita. ¡ Que pocos escrúpulos !
ResponderEliminarBesos amiga .
Gracias Lucía. A veces la realidad traspasa las fronteras de la ficción. Besos
EliminarHas puesto en tu relato un problema actual el del tráfico de órganos, Como bien has dicho por un puñado de dinero.
ResponderEliminarMe ha gustado la ficción que has hecho de la realidad.
Gracias Tracy, Besos
EliminarYa nada me extraña, pero no puedo dejar de pensar en lo horrendo de tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
En algunos países se trafica con cadáveres. Dicho esto, espero que no dejes de pensar en mi relato por lo bien que está escrito, no por la espeluznante situación que describo, jajajaja
EliminarImpactante este relato Rhodea. Me gusta como escribes en cualquiera de los géneros que utilizas.
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarTenía un cuento que abordaba este tema, solo que escrito de un modo diferente. Tú, le has dado una vida y una connotación mucho más realista. La descripción de la vida de Severiano, un personaje que padece realmente una situación difícil ante tantos hijos y una esposa demandante, ponen en manifiesto, tal vez, no la justificación de su acto pero sí la explicación de su imperiosa necesidad. Te felicito, muy bien ambientado y narrado!
ResponderEliminarBesos:
Gaby*
Gracias Gaby, por tus maravillosas palabras. No siempre se está inspirado para escribir, o, a veces, no sé como hacerlas llegar convenientemente. Es tarea difícil. Besos
EliminarGracias Gaby, por tus maravillosas palabras. No siempre se está inspirado para escribir, o, a veces, no sé como hacerlas llegar convenientemente. Es tarea difícil. Besos
EliminarMe ha gustado mucho tu relato, está muy bien escrito y trata un tema que antiguamente creo que se daba mucho, afortunadamente creo que eso ya no se hace...¿o si?
ResponderEliminarMuchas gracias por participar
Un beso
Creo que todavía existen países en los que sí ocurre. Gracias Charo por tus palabras, por tus enseñanzas y por tu organización
EliminarBesos
Soy yo otra vez, es para confirmarte que sí tienes el verificador
ResponderEliminarUn beso
Gracias, pues no lo sabía. ¿Sabes cómo podría sacarlo?
EliminarA veces la necesidad convierte a las personas, pierden todos sus principios y hacen cosas que no deben. Jugar así con la muerte de alguien es algo espantoso.
ResponderEliminarTu relato es muy bueno, y deja pensando.
Un beso enorme.
Gracias. Besos
EliminarLa desesperación puede llevar a actuar como tu protagonista, pero que triste alcanzar estos extremos. Muy bien llevada la historia Rhodea, me gusto mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias. Besos
EliminarWooommm !!!
ResponderEliminarme dejo impresionada
Gracias. Me agrada que te haya gustado. Besos
EliminarHay tareas que no debe ser muy grato realizar. El de enterrador, una de ellas. No me imagino cómo pueden luego volver a su casa y hacer una vida "normal". Saludos jueveros.
ResponderEliminarA todo se debe acostumbrar un@. Saludos
Eliminar¡Sabes lo que me gusta de tu relato? Trabajo en Ayuntamientos y sé que hay un mundillo de los cementerios hay movimientos económicos extraños. No como el que cuentas, sino que circulan muchas propinas que algunos se mueren (vaya palabra tan inapropiada me ha salido) por llevarse.
ResponderEliminarPor eso he "visto" muy claramente tu relato.
Besos.
Pues sí, todavía se dan casos como el que cuentas, viene a reflejar la sociedad en que vivimos: cualquier cosa por dinero... una pena :(
ResponderEliminarTremendo y muy bueno tu relato!
Besos!!
P.d. Sí, tienes el verificador de palabras, entra en blogger, entradas y comentarios y ahí lo puedes desactivar :)
Un relato que da gusto leer por lo bien narrado. La historia? terrorífica y lamentablemente real. Nos vemos en el Convento!!!!
ResponderEliminarbesos