"Vivamos siempre con los pies en la tierra, es la única manera de alcanzar nuestros sueños", Rhodéa Blasón
jueves, 5 de diciembre de 2013
PROPUESTA JUEVERA (Rhodea Blason) ...5/12/13
....Visita en el convento
Transcurría bien entrado el mes de octubre en el convento de los padres franciscanos de Tasín. Sus escasos atuendos no les protegían del frío otoño que había llegado cargado de tormentas. ...Y ellos en sandalias. Habían hecho voto de pobreza para poder convivir entre aquellas paredes de piedra llenas de sabiduría acumulada a lo largo de los siglos. No hablaban mucho entre ellos, pero sí visitaban la biblioteca del monasterio siembre que los trabajos de la jornada se lo permitían.
Fray Antón, encargado de la cocina, no sabía como explicarle al Prior que la despensa tenía pocas viandas para afrontar el duro invierno que estaba por llegar. Pero además, había un asunto que no le agradaba que se supiese y menos quien mandaba allí.
El fraile cocinero, ingenioso él, intentó solucionar el tema por sí mismo poniendo pequeños trocitos de queso por los rincones de su cocina, su despensa y su comedor. Pero el Prior, a quien no se le pasaba nada por alto, lo pescó cuando acababa de preparar la sopa de calabacín con la que cenarían aquel día.
-¿Qué sucede hermano, que con tanta falta de alimento como tenemos, no se le ocurre a usted nada más que andarlo tirando por todos los sitios?, -su voz, lenta y grave, y su enorme estatura se dirigían al fraile Antón directamente esperando que la respuesta fuese satisfactoria.
-Padre Prior, -respondió fray Antón-, ya sabe usted que soy un cocinero concienzudo. Me gusta hacer bien mi trabajo y lo realizo con alegría. Pero los visitantes no quieren abandonar las habitaciones que utilizo por el día.
-¿Qué visitantes?, -respondió el responsable del monasterio
-Pues que una manada de ratones se ha adueñado de mi cocina y no soy capaz de cazarlos, por eso los trozos de queso por las esquinas, para llevarlos a las ratoneras que tenía escondidas en la parte trasera de la despensa.
-Ahh!, -dijo el Prior. Así que teníamos visita en el convento y usted no lo ha compartido con los demás miembros de la congregación
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Al final los ratones van a comer mejor que los monjes, pobrecitos, los monjes digo jajaj. Un besote
ResponderEliminarGracias Alicia, por estar conmigo y por participar en mi propuesta. Besos
EliminarInteresante salida.
ResponderEliminarBueno, buenooooo. Gracias por tus palabras y por participar en mi convocatoria
EliminarHas hecho mención al frío y esa fue mi primera impresión al leer tu propuesta, el frío en un convento. Luego, la historia es deliciosa; imagino la carita del pobre cocinero sorprendido por la reacción del superior.
ResponderEliminarBesos, el jueves está saliendo muy bien.
Gracias Juan Carlos. No veas los apuros que paso, pero cada un@ de vosotr@s me vais "soplando" algo y os lo agradezco. Gracias por participar
EliminarUn ambiente muy bien creado, más el esmero del Fray Antón por erradicar a esos impertinentes ratoncitos. Has delineado la parte doméstica del convento, que al parecer, no pasaba por alto el Prior. Muy buen relato, tan bien contado, que hasta el frío me sopló en la cara (y eso que por aquí ya hace calor!)
ResponderEliminarBesos! y Felicitaciones por la propuesta y lo bien que la has llevado!
Gaby*
En un convento esos son los isitantes más asiduos.
ResponderEliminarMuy divertido Rhodea.... quedé SOR PRENDIDO!!!!!
ResponderEliminarAyyy Rhodea, por un instante creí que la sopa de calabacín llevaba tropezones ratoniles, el hambre agudiza la mente. Un convento de los más pobres, porque en otros abundaban y abundan caldos, huertos, pitanzas de matanzas, dulces...Que recen a ver si se les aparece una invasión (no de roedores) de pavos, pollos, gallinas ponedoras y cerdos ibéricos, la fe mueve montañas, dicen.
ResponderEliminarQué frío y qué hambre, lo he sentido en tu genial y divertido relato.
Muchos besos y gracias por llevar tan bien la convocatoria.
Jajajaj Como Natàlia he interpretado que el fraile cocinero sí había compartido los visitantes con el resto de la comunidad.
ResponderEliminarBesos Rodhea y gracias por ser el centro de reunión este jueves.
Ah...qué alivio!...pensé que el cocinero pretendía atrapar los ratones para cocinarlos! ajjjj...muy buen relato, se lee fluidamente y resulta muy simpátco!
ResponderEliminarSaludos y, de paso, felicitaciones por la conducción!
=D
Está muy bien tu relato, con un sentido del humor que ya echaba en falta en estas convocatorias. Hay que reir un poco también. A esos ratoncitos le quedaba poca vida en el convento.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, se percibe el frío y hasta escucho los pitidos de los ratones, riéndose del padre prior y de su ironía. Me ha parecido muy entretenido y bonito el relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Jolín!!! A mesa puesta esos roedores, eh?
ResponderEliminarAl igual que algun@s compis de más arriba, por un momento pensé que la intención del cocinero era hacer guiso de ratón!!! Que lo mismo está rico y todo.... xD
Un beso, Rhodea.
Ay, que yo también pensaba que se iban a comer los ratones a falta de alimento.
ResponderEliminarPobre cocinero que mal pensados somos.
Felicidades, lo has llevado muy bien, y el tema me ha encantado.
Besos
Hola Rhodea. Muy ingenioso tu entrada de hoy. En los conventos, como habia muchos en aquella época. pasaba de todo igual que una pequeña ciudad de ahora.
ResponderEliminarMe ha encantado leerte.
Un salludo cordial y cariñoso
No se si tu idea era la de hacernos creer en un guiso de ratoncillos, pero casi todos hemos caido ajjajajaja.
ResponderEliminarFelicidades por tu convocatoria
Un beso
Los monjes pasando hambre y los ratones con su banquete de queso, va a ser que no estaba muy bien esto. Yo casi olí el guiso a ratón...
ResponderEliminarUn abrazo gentil conductora juevera.
Que dulce tu relato, me pareció estar escuchando un cuento a la usanza de mi abuela.
ResponderEliminarFelicitaciones Srta o Sra. Conductora.
Ingenioso y sencillo... vamos, de sandalias y pan de ayer. De momento me han pasado por la cabeza todos los simpáticos enclaustrados de "Marcelino, pan y vino"
ResponderEliminarTratándose de ratones tampoco es tan grave, las ratas, son otra cosa.
Besos y gracias por conducir este jueves.
Que socarronería tiene el padre Prior! jajajaja ¿quien querría compartir una visita así?
ResponderEliminarMuy bueno.
Bss.
Dulce relato, Rhodea; relato que sabe a cuento y a viejas costumbres, a esas cosas pequeñas que transcurren en la esfera de lo cotidiano, en este caso, de la cocina del convento (no sé porqué, pero me ha venido a la memoria, mientras te leía, el Lazarillo de Tormes)
ResponderEliminarUn beso
Un relato encantador, me imagino al fraile cocinero gordito y con cara de bonachón..aunque también creí por un momento que iba a echar al ratoncito a la cazuela.
ResponderEliminarUn beso
Una historia muy bien narrada, que nos sumerge en la auster.a vida de algunos monasterios. ¡Pobre hermano cocinero, luchando contra los visitantes y su voraz apetito!.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, Rhodea. Gracias por tu magnífica conducción.
Siento haber llegado algo tarde a leerte.
Un abrazo
Yo todavía no he acabado de leeros.
EliminarGracias Pepe, recoge el regalo por tu participación en mi convocatoria en mi blog. Es la mariposa. Besos
Qué bien ambientado. Un perfecto escenario, para recibir visitas, jajaj. Yo creí que llegarían a utilizarlos como alimentos, pero al final fueron los homenajeados...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y nuevamente gracias.