jueves, 16 de enero de 2014

LA VENGANZA


Propuesta juevera de Auxi

...Yo pongo el principio




          Durante mucho tiempo me acosté temprano... creí poder llegar a cultivar mi talento musical
llevando una vida un tanto timorata y apartada de la la realidad. La gran casona en la que vivía desde la adolescencia transmitía paz y olía a humedad.

          Las calles del viejo boulevard de París estaban obscuras, gélidas y cubiertas por una intensa niebla que impedía que mis ojos viesen más allá de pocos metros. Había acudido a una impresionante fiesta organizada por el marqués de Bullón, un hombre siniestro que había matado a varios hombres tras batirse en duelo con ellos. Era gran aficcionado a los desafíos radicales.

         Las parejas giraban y giraban al son de la delicada música que salía de los instrumentos de los numerosos miembros de la orquesta situada al lado de la altísima escalera de caracol que llevaba al piso superior. Me quedé mirando sorprendido, parecía que no ponían los pies en el suelo, era como si volasen y se dedicasen las miradas atrevidas que buscaban placeres ocultos.

        Un intenso y agudo grito me sobresaltó. Era la mujer del marqués que había rodado escaleras abajo. Todos corrimos raudos a mirar la siniestra posición en la que aparecía al pie de la orquesta. Parecía una marioneta que estuviese colocada delicadamente en una situación amorfa. Había rodado sobre su cuerpo, golpeándose escalón por escalón.

      Un ligero movimiento me hizo levantar la cabeza y mirar a lo alto del gran pasamanos. Allí, en pie y muy erguido, permanecía el marqués de Bullón quien tras enterarse de que su esposa se encontraba es su alcoba con un hombre, entregándose a los pláceres más primarios de la vida, acudió a buscarla. Pero alguien les avisó y al amante le dio tiempo de escapar por la balconada que bajaba al jardín.

    El marqués se acercó a su esposa y le alargó su enguantada mano invitándola a acompañarlo. Pero al llegar a la escalera le propinó un fuerte empujón en venganza por su afrenta marital. Nunca sabría quien era el hombre desafiante, por lo que su mujer pagaría por él-

Más relatos en las Llanuras Abisales de Auxi

14 comentarios:

  1. Uf...como suele suceder, las mujeres terminan siendo las destinatarias de la furia y el despecho de los hombres!
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Y con algo se tenía que vengar!!! Estas historias nunca tienen final feliz si se descubren abruptamente.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Con ese principio dado se te abrían un sin fin de posibilidades y has escogido una en la que se compagina la sensibilidad musical con el brutal instinto de los celos, Un resultado impactante.

    ResponderEliminar
  4. Algún día, no sé cuando, nos daremos cuenta de que los seres humanos somos independientes unos de otros, que no nos pertenecemos, que no somos propiedad de nadie, que cuando decidimos unir nuestra vida a la de alguien, lo hacemos desde la libertad y no desde el sometimiento y por tanto, no tenemos derecho sobre nadie y nadie lo debe tener sobre nosotros. En tu relato, continuación a "En busca del tiempo perdido", has resaltado muy bien las consecuencias de ese insano sentimiento de posesión, de ese "mía o de nadie".
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Vaya baile recibió la esposa del marqués! Ser la mujer de un hombre de tal renombre y con antecedentes, como los suyos debería haberle dado cierto recaudo a la hora de hacer la suya... hay libertades que conviene dárselas con un poco de más cuidado para no quedar en evidencia gratuitamente. Pero... cierto es, que no siempre las tentaciones pueden controlarse. Menos mal que el amante logró escapar, si no, ya estaría engrosando la lista de víctimas de ese tal marqués de Bullón.
    Besos!
    Gaby*

    ResponderEliminar
  6. Si el amante hubiera sido alguien como Casanova, no habría huido. Habría enfrentado en duelo al marqués y hasta quizás habría ganado, salvando a la mujer. Porque no es una cuestión de propiedad.

    ResponderEliminar
  7. Una incomoda situación, sobre todo para la mujer que no solo se llevó un golpe, sino que quedó en evidencia ante todos los presentes. Me parecen cobardes los dos, tanto el marqués cono el amante que huyó.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  8. La marquesa de Bullón pereció por la cobardía y el egoismo de dos hombres a los que nunca debío amar. Triste destino.

    ResponderEliminar
  9. Una buena historia bien escrita con final escabroso Rhodea....

    ResponderEliminar
  10. A ver si alguien le procura a ese Barón la lección que merece por su mezquina conducta, posesivo y violento, una historia que suena hasta hoy, en la cual no se pierde el tiempo en recapacitar, siempre la pagan las mujeres. Lástima de marquesa, se buscó amante cariñoso y lo pagó caro, que se salve lo menos el amante porque si planta cara, pierde vida.
    Rhodea, hasta ese salón de baile me has llevado con tus letras inspiradas, sin perdida de tiempo, intensas, tristes y sentidas. Besito.

    ResponderEliminar
  11. Podía haber tropezado él antes de empujar a su mujer, ese final tampoco hubiese estado mal, posevivo Barón. Muy buena historia Rhodea.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Triste final para ese baile, pero confío en que el Barón reciba su merecido!
    UN beso, Rhodea!

    ResponderEliminar
  13. Qué buena historia! Me ha gustado mucho como has recreado el ambiente de la fiesta .
    Un beso

    ResponderEliminar
  14. Bastante fuerte ... que cayera la mujer por las escaleras en medio de una fiesta debió aumentar la fama de siniestro que ya tenía el marqués La historia resulta espeluznante e imagino que la justicia determinaría que fue un accidente.
    Besos.

    ResponderEliminar