La noche de San
Juan es una celebración mágica. Las lenguas de fuego de las
hogueras se convierten en las siluetas de los más variopintos
personajes míticos: todas las personas vemos algo diferente mirando
con fijeza brillar y bailar las llamas de las fogatas. Es una fiesta
ancestral que invita a los mozos a saltar la lumbre delante de su
moza amada, a quemar alguna prenda de ropa para pedir salud o dejar
en remojo agua con pétalos de rosa al sereno para lavar la cara a la
mañana siguiente con ella para no envejecer.
Existen muchas
leyendas en torno a la fiesta de las hogueras del día de San Juan y
se festeja en barrios y poblaciones muy dispares, siempre teniendo
como protagonista al fuego. Desde semanas antes al festejo se van
acumulando maderas en forma de pico, con el fin de conseguir cada año
una pira más grande que el anterior y disfrutar del calor del fuego
con la familia y los amigos dando buena cuenta de ricas y opíparas
viandas.
Las hogueras de
San Juan tienen lugar la víspera de la fiesta del Santo (la noche
del 23 al 24 de junio) y, cuenta la tradición que coinciden
principalmente con la llegada del solsticio de verano, momento en el
que se encendían fuegos al aire libre que tenían como finalidad
darle más fuerza al sol, ya que a partir de ese momento los días
comienzan a hacerse con lentitud más cortos hasta la llegada del
solsticio de invierno. Ese fuego encendido además purificaba el alma
de aquellos que lo contemplaban.
Yo tengo la
inmensa suerte de ver fogatas enormes desde mi ventana: me gusta
mirar al fuego y me gustan los ritos que se celebran en torno a sus
llamas. Yo sólo le pido salud para los míos y para mí, ya que
envejecer es ley de vida y mozo ya tengo. Hasta este momento, aunque
nunca he saltado las brasas ni quemado mi ropa, me han concedido mi
más preciado deseo y un año más reincido en la petición de que mi
familia se mantenga sana.
Hoy, en la noche,
con la plenitud de la luna llena y la luz que emanará de las
hogueras de San Juan recordaré los cuentos y leyendas que en una
noche como esta me relataba siempre una persona muy querida para mí,
y que por desgracia ya no está conmigo. Este ser, tan importante en
mi vida, me alumbrará con fuerza desde dónde se encuentre y me
guiará en la vida como hasta ahora ha hecho. Yo contaré sus relatos
hoy a mis hijos para que sepan que uno de sus antepasados, al que no
han tenido el placer de conocer, vivía esta noche como algo mágico,
mientras recordaba a sus padres Juan y Juana.
Es lo que pido en esta noche y en todas, SALUD
ResponderEliminarSALUD para tod@s en todas las noches. Un abrazo
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