martes, 19 de febrero de 2013

¡QUE HERMOSO ES EL AMOR!

El amor, sentimiento intenso de atracción emocional entre dos personas que se aman con locura. 
¡Qué hermoso es el amor, cuando es realmente verdadero!
    Ella, sentada sobre sus largas piernas, en la soledad de una duna de blanca y fina arena, mirando al mar, esperaba pacientemente ver llegar a su amado. Aquella persona que, sin efímeras ni falsas palabras, con tan solo una mirada sabía fehacientemente lo que pensaba y lo que sentía. Su férreo amor no había surgido tras un fugaz flechazo. ¡No!. Eran dos personas muy dispares, de gustos muy diferentes, pero que el fondo de su corazón era impoluto. Se comprendían, se querían,...en el fondo vivían uno para el otro, unidos en el camino por sus fuertes sentimientos.
    La mujer, observando el verde marino, decidió que, aunque totalmente opuestos, ella y su pareja eran almas verdaderamente gemelas. Cada uno tenía su espacio y ninguno invadía el del otro. Y cuando estaban juntos vivían su pasión con alegría y frenesí. El hombre había decidido en connivencia con ella que sería él quien trabajase en la ciudad, en el conocido y renombrado bufete de abogados de su padre que algún día heredaría. Mientras, ella viviría en la casa de la playa, propiedad de los progenitores de él, dedicándose a su afición preferida y para la que tenía una gran sensibilidad: la pintura. Pasaba largas horas dedicándose a dibujar y pintar, sobre todo al óleo, hermosos cuadernos y cuadros con los que quería realizar una exposición. En aquellos momentos, se esforzaba al máximo por crear, utilizando diversas técnicas e innovando en los temas que plasmaba en sus lienzos de los que cada vez se sentía más orgullosa.
    Cuando conoció a su esposo, este la animó con vehemencia a que hiciera realidad sus sueños, aquellos para los que tenía unas cualidades innatas y extraordinarias. Ella nunca había pensado en que aquel hobby pudiese convertirse en parte de su vida. Hasta que lo había conocido a él, nadie de su alrededor le había dado importancia a su forma de hacer arte. Tenía muy en cuenta la opinión de su pareja, quien por sincero le exponía siempre puntos de vista en los que ella a veces no se fijaba. Experimentaba con texturas y esperaba con ilusión el regresó de su marido para oir la opinión que tanto valoraba.
    Los había presentado la hermana de él: su única y gran amiga, a pesar de que ella pertenecía a una familia de clase media baja y que trabajaba como cocinera en un restaurante del pueblo. Ellos eran de clase muy alta, grandes coches, enormes mansiones, de verano, de invierno, en la playa, en la montaña, ..., estrictos seguidores de lo que marcan las tendencias de la moda, y con diversas personas a su servicio. La mujer y la hermana del hombre tenían una amistad sincera durante su juventud, pero ella sabía que desde su matrimonio su cuñada se mantenía un poco distanciada. Tal vez pensaba que ella no pertenecía a la clase social de ellos, pero su amado la había elegido con romanticismo y con pureza de sentimientos, lo que para la mujer significaba que la quería de verdad.
    Cuando su compañera les presentó a la salida del cine ella se turbó y sus mejillas se ruborizaron. El ya era un hombre mayor y con un futuro marcado por la saga familiar dedicada al derecho durante varias generaciones. La joven sabía de sus andanzas juveniles y de las muchas mujeres que revoloteaban alrededor de él, sobre todo por la elevada posición económica de su familia, y de la larga lista de novias que había tenido, pero confiaba plenamente en él y en su manera de pensar. En su amor no había secretos, por eso eran tan felices. Sabía que en la ciudad, rodeado de hermosas secretarias y compañeras de trabajo, con clientas ricas, con las que se reunía habitualmente, podía tener muchas tentaciones pero ella le quería y no permitía que esos pensamientos la turbasen. Trataba de ocupar su poco tiempo libre en la lectura o en dar largos paseos a la orilla del mar para liberarse de tensiones y de pensamientos perniciosos.
    A veces, echaba de menos aquellos tiempos en los que su duro trabajo le hacía permanecer largas horas ensimismada en sus tareas, para mantenerse distraída, ya que tenía dos personas, que llevaban años trabajando a las órdenes de su madre política, para realizar las tareas domésticas y aunque se dedicaba en cuerpo y alma a la pintura, tenía demasiado tiempo libre para pensar. Sabía también que eran los ojos de su suegra, quien conocía perfectamente cada paso que daba, lo que comía, lo que vestía y, aunque no lo decía en voz alta, lo que pensaba.
    Su marido la llamaba por teléfono varias veces al día, siempre que podía, pero el strées de su trabajo lo mantenía muy ocupado, y cuando ella trataba de comunicarse con él en el despacho estaba trabajando y en casa le respondía su suegra señalándole que todavía no había regresado, por muy tarde que fuese. A menudo recibía la visita de su cuñada, quien siempre le recordaba su existencia anterior al matrimonio, cómo si ella se hubiese casado con su marido por dinero. Cuando le preguntaba al hombre por lo mucho que trabajaba le explicaba que un bufete de tanto prestigio como el de su padre exigía muchas horas de estudio y concentración.
    Al principio no le daba importancia a las incisivas palabras de su hermana política, a quien consideraba su íntima amiga, pero desde que aquella se casase con un conocido político, había ido cambiando lentamente y su estancia con ella en la casa de la playa la dejaba siempre inquieta por los mensajes subliminales que le reseñaba una y otra vez sobre la vida de su amado en la ciudad. Le indicaba que salía con mujeres guapas, elegantes y de familias acomodadas y que por eso él no la había querido viviendo con él en la gran urbe.

    Conforme caía la tarde, la mujer deseaba ya la todavía lejana llegada de su marido. Su suegra le había llamado a primera hora de la tarde diciéndole que no esperase hoy por su hijo ya que acudiría a una fastuosa fiesta de una importante familia de la ciudad. Ella asintió, pero tan pronto colgó el frío auricular del teléfono, fue a refugiarse al lugar al que iba siempre que se angustiaba. Cada vez más a menudo debía recorrer aquel camino que la llevaba a la playa en donde se sentaba mirando al mar. ¡La mar, cuánta serenidad le transmitía!. Allí, sobre la arena, llevaba horas esperando. Se hacía tarde y, pensando en la frialdad de las palabras de la madre de su amado, sus ojos se fueron llenando de lágrimas. No sabía por qué la distanciaban de ellos, ella siempre había permanecido al margen de todas sus intrigas y era feliz. Confiaba en él, pero la espera era larga y tremendamente dura.
    Sentía romper las olas de la mar que en cada gota de su blanca frescura le transmitían serenidad. Allí, en su soledad, intentaba dejar su mente en blanco y pensar que su marido le era fiel. No tenía por qué creer lo contrario, salvo por lo que le decían las personas que no estaban a gusto con ella en la familia. Nunca había desconfiado de él y creía no tener motivos para hacerlo, pero las palabras de aquellas mujeres le producían una dolorosa ansiedad que cada vez le era más difícil controlar.
    Era otoño, y anochecía temprano. A lo lejos sintió el canto inconfundible de un estornino, en una parada de su largo viaje de migración. Le gustaba verlos sobrevolar sobre su cabeza en firme formación.
Allí cerca del agua se le pasaba el tiempo con rapidez, sin ser consciente de ello. De pronto, sintió un escalofrío y se tapó los hombros con el chal de fino encaje que él le había regalado en su primer aniversario de boda. Le había costado un dineral y ella no estaba acostumbrada a recibir regalos tan caros.
    -Un fino chal para acariciar tu dulce piel- le dijo el hombre sin darle oportunidad a replicar.
    Su familia política no había acudido a la celebración. Estuvieron ella y él, juntos, dichosos, viviendo su gran amor lleno de pureza. La consorte estaba radiante con su traje rojo de satén que le marcaba sinuosamente sus suaves curvas; el caballero llevaba traje gris marengo con pajarita. ¡Estaba guapísimo!. La velada había sido maravillosa. Todo el año, cuando estaban juntos, había sido fascinante. Vivían la joven para el hombre, y el hombre para la joven.

lunes, 18 de febrero de 2013

CARMIÑA ESPERABA CON PÁNICO SU FUTURO

Después de pasar otra noche en vela, aquella mañana Carmiña permanecía en cama sin fuerzas para levantarse. Había llorado mucho, durante demasiados días. Estaba triste pero pensaba que se le habían acabado las lágrimas, ya que sus hermosos y grandes ojos verdes se encontraban secos. Se giró en el lecho y fijó su mirada en el techo de su habitación. Aunque era tarde, no tenía ganas de levantarse. Tampoco quería ver a la tía Maruja y su familia, una hermana déspota y su hijo Alberto, un hombre cincuentón, que no le gustaba nada a Carmiña. Era empalagoso y hablaba siempre como si tuviese la boca llena de algodón. Sun modales eran demasiado refinados para Piornedo y no se quitaba el traje ni la corbata ni para ir al campo.
Carmiña, desde que había escuchado la conversación que tanto la entristeció en la cocina de su casa, era consciente de que se tramaba algo a sus espaldas. Le preocupaba enormemente, el qué podía ser. Pero, ahora, sin fuerzas y doliéndole el corazón por la muerte de su padrino, no era capaz de concentrarse en lo que podrían querer prepararle en el futuro. Muchas vueltas le había dado pero no encontraba razón alguna para que se estuviese confabulando su familia sobre ella, pero a sus espaldas.
Llevaba rato oyendo ruidos molestos y voces muy altas en la habitación contigua a la suya. Allí había dormido tía Maruja, y, con su habitual peculiaridad, era obvio que pensaba que cuando ella se despertaba el resto de las personas que se encontraban en la casa tenían que hacer lo mismo. Su voz se elevaba cada vez más hasta conseguir resultarle molesta a Carmiña, quien para no oir a su madrina conectó el aparato de radio de su mesilla de noche y se dispuso a escuchar las noticias. Le dio voz hasta que no escuchaba a tía Maruja para poder concentrarse en lo que decía la persona que hablaba a través de las ondas radiofónicas.
No le había dado tiempo a concentrarse en el tema que se debatía a través del transistor cuando se asustó tremendamente al oir que la puerta de su habitación se abría de pronto y golpeaba fuertemente la pared. Se semiincorporó en la cama y vio sin dar crédito a Maruja vestida con un extravagante vestido color turquesa, muy pintada y llena de collares y pulseras, seguida de su hermana gritándole que se levantara y que apagase la radio "que estaban de luto". Carmiña miraba para ellas incrédula y muda. Aquella escena parecía salida de otra realidad, no de la que se vivía a diario en Piornedo.
Como ella no se movía, su tía le desconectó el aparato de rádio, se fue diciéndole "levántate ya que es tarde" y volvió a abatir la puerta. Carmiña volvió a recostarse en la cama y pensó en Manuel. ¿Cómo dos personas tan distintas podían haberse casado?. El con una educación exquisita y su mujer totalmente carente de ella.
Carmiña levantó muy despacio las mantas, se sentó en cama, y pensó en si tenía que volverse a vestir de negro o si podía poner otra ropa. Su madre no le había dicho nada y en vista de como se había vestido su madrina no sabía qué hacer. Pensó en tomarse tiempo y pensar, ya que creía que aquel iba a ser un día muy largo para ella.

viernes, 15 de febrero de 2013

EL ENTIERRO DE TIO MANUEL

El velatorio y el entierro del tío Manuel fueron muy duros para Carmiña. Estaba toda la familia reunida. Habían desmontado sus hermanos el comedor para colocar en esa estancia el féretro y poderlo velar desde su llegada a Piornedo hasta la salida de casa para la iglesia parroquial y llevarlo a continuación a enterrar al cementerio en el panteón familiar. La madre de Carmiña enseguida dispuso todo con grandes lagrimones en los ojos, a ella la vistieron de negro, al igual que estaban tadas las mujeres. Como no tenía ropa de ese color, vistió una falda, una camisa y una chaqueta de su madre sujeta con imperdibles. Las medias también eran negras, al igual que los zapatos.
Carmiña, con enorme pena, angustia y ansiedad, vivía los acontecimientos como si estuviera en otro lugar y los viera desde lejos. Realmente, para ella, que estaba pasando por un trance tan triste por primera vez en su vida, le costaba centrarse. Cuando miraba a su padrino, le parecía que estaba dormido y que en cualquier momento se despertaría. Fueron días y noches largas, ya que hubo que esperar para enterrar a Manuel, por la hermana y el sobrino de tía Maruja que se retrasaron bastante a causa de la nieve.
En esos duros momentos, Carmiña trataba de trabajar en casa y oir lo que decían los mayores: hacía café, calentaba leche, cambiaba manteles, mantenía la cocina con leña suficiente para que diese calor, preparaba queso, jamón, tortillas, chorizos, pan, ... e hizo una enorme olla de caldo, para que todo el mundo pudiese comer caliente y para estar ocupada y no pensar en lo que sucedería tras este trágico suceso.
Sus padres la obligaron a ir a la iglesia y al cementerio, ya que ella no quería ir. Se encontraba cansada, sin fuerzas, demasiado triste y no se veía capaz de superar el trago de despedirse para siempre de alguien a quien tanto quiso y que siempre le demostró que la amaba profundamente.
Cuando regresaron del entierro, Carmiña se desmoronó y subió a su habitación, en donde se cerro para poder llorar su amargura completamente sola. Aquella noche Maruja, su hermana y su sobrino permanecerían en casa, y no sabía si se quedarían mucho o poco tiempo. Carmiña sólo quería llorar y llorar,...y así fue. Tenía que desahogarse desde lo más profundo de su corazón.

sábado, 9 de febrero de 2013

UNA DESGRACIADA SORPRESA

Como no podía dormir y comenzó a oir mucho ajetreo en casa Carmiña decidió levantarse. En toda la noche no había conciliado el sueño, ni encontrado remedio a sus problemas, por lo que decidió que el trabajo le ayudaría a distraer sus pensamientos y, tal vez, se enteraría de lo que había traído aquel hombre en plena madrugada; aquello que tanto había preocupado a su padre. no se apuró demasiado en bajar a la cocina, prefirió seguir sumida en sus propios pensamientos mientras hacía la cama y la limpieza de su habitación. Abrió la ventana, y con los ojos cerrados respiró profundamente y sintió el aire fresco entrar en sus pulmones. Este gesto la relajaba enormemente, y, aunque hacía frío, permaneció así varios minutos. Tras cerrar la ventana, abrió la puerta de su habitación y anduvo despacio por el pasillo hasta llegar al inicio de las escaleras. Entonces se fijó. En el perchero de la entrada y sobre el banco que había a continuación del portón de la calle había ropa de abrigo de muchas personas. No era frecuente que en su casa, a aquellas horas, ocurriese algo así. Se preguntó que estaría pasando en la cocina, desde donde se oía el rumor de muchas voces. Entonces, apurando el paso, bajó las escaleras y se dirigió al lugar del que provenía tanto jaleo. La puerta estaba entreabierta. Los vecinos estaban sentados en torno a la cocina económica, que funcionaba a pleno rendimiento dada la calor que hacía en la estancia. Sus abuelos estaban sentados a la mesa de madera en la que comían a diario con más personas. Todos tomaban café y comían queso y jamón. Cuando su madre se giró y miró a Carmiña estaba llorando. Se acercó a la hija y le explicó "Carmiña ha ocurrido una gran desgracia. Una calamidad imprevista. Estamos tod@s desolad@s". Y continuó llorando, pero Carmiña no entendía que ocurría, los abuelos estaban bien, sus padres también, ¿le pasaría algo a uno de sus hermanos?. Pero antes de que pudiese formular ninguna pregunta en alto su madre continuó entre sollozos "tu padrino a muerto de un infarto". Entonces Carmiña, que llevaba la noche en vela, sintió que había perdido el único recurso que le quedaba para que tía Maruja no llevase a cabo sus maléficos planes. Entonces, sus lágrimas volvieron a resbalar lentamente por sus mejillas, como había estado ocurriendo durante toda la noche. Manuel, quien tanto cariño le había demostrado durante toda su vida, había muerto. ¡No se lo podía creer!. ¿Qué sería de ella ahora? ¿Qué le depararía la vida de ahora en adelante?

miércoles, 6 de febrero de 2013

CARMIÑA EN SU SOLEDAD

Carmiña había oído en alguna ocasión en la aldea decir que "las malas noticias no vienen nunca de una en una". No se preocupó demasiado por esa frase cuando la escuchaba pronunciar hasta que aquella madrugada, en la que lloraba desconsolada en la cama apoyada su morena cabeza sobre un almohadón azul bordado por sus manos en color blanco, oyó el martillo de la puerta llamar una y otra vez. Miró hacia la ventana y vio que todavía era noche, por lo tanto era muy temprano. "Tal vez algún vecino necesitase ayuda con su ganado y venía a avisar para que le ayudasen", pensó. Pero el martillo volvió a llamar con más intensidad y, mientras sentía a su padre levantarse, se le encogió el corazón. Ningún vecino aporreaba el martillo de aquella manera. Seguro que pasaba algo urgente, ya que ella sabía la manera de llamar de todas las personas de la aldea, y nadie lo hacía así, con tanta insistencia. Se levantó despacio de la cama, se abrigó los pies y el cuerpo, se echó por encima una capelina que le había echo de ganchillo y con lana su abuela y que era muy calentita y se fue acercando lentamente al rellano de la escalera, en el que había un punto desde el que se podía ver las personas que estaban en la puerta. Esperó allí a que su padre encendiese las luces y abriese el portalón de la calle y vio al hombre que llamaba. Era alto y grueso, estaba sofocado, y se le veía cansado, como si hubiese recorrido un largo camino. Carmiña no podía oir lo que le decía a su padre, pero sí vio que le daba un sobre blanco, un poco arrugado, y que su padre le tuvo que firmar en una carpeta. Cuando su padre cerró la casa nuevamente, abrió la carta y, después de leer su contenido, se pasó la mano izquierda por el pelo y se fue andando hacia la cocina. Carmiña sabía que ese gesto lo hacía su padre cuando estaba en tensión, enfadado, disgustado o muy triste. Pero ella no se atrevía a bajar, no quería saber lo que ponía aquella carta, porque no creía que pudiese haber una tristeza mayor que la que ella sentía. Y, mientras escuchó como su padre encendía la cocina de leña y hacía ruido preparándose la leche caliente, ella se volvió nuevamente despacio a su cama a sollozar en la soledad de su habitación

lunes, 4 de febrero de 2013

LA SORPRESA DE CARMIÑA

    Cuando Carmiña se enteró de que tenía que dejar su maravillosa aldea se quedó petrificada sobre el suelo de madera de la cocina de su casa. Fue por casualidad, y a punto de cumplir quince años. Por fin vio la sibilina manera de actuar de la peculiar tía Maruja. Allí, paralizada por el estupor y el miedo, no sabía qué hacer. Había estado lavando en el pozo y se dio cuenta de que la hebilla del aguaperdía; paró de lavar y fue a casa a buscar las herramientas con las que arreglarla. Entró despacio, sin hacer ruido, porque por su cabeza rondaban ideas que la hacían pensar demasiado. Entonces, cuando tenía la mano derecha apoyada en el picaporte de la puerta y estaba a punto de entrar, escuchó las explicaciones que sus padres le daban a sus abuelos. "Maruja dice que lo mejor para la niña es vivir en la capital. Allí hay otros ambientes y otras expectativas. Puede casar mejor, ya que su madrina frecuenta ambientes en los que se mueven hombres de carrera y buenas familias. Carmiña en la aldea tendrá el mismo futuro que nosotros, trabajar mucho,...". Sus padres hablaban y hablaban, los abuelos permanecían callados, o al menos ella no los oía responder, y no sabía qué hacer: si entrar o irse a seguir lavando. Estaba literalmente pegada al suelo y, de pronto y en cuestión de segundos, imaginó lo que su vida en la capital podría ser. ¡Y más bajo la dirección de tía Maruja!. Alguna intención escondida tenía su madrina para mostrar tanto interés para llevarla consigo y separarla de su aldea, de su vida, del lugar en donde se encontraba la felicidad. ¿Qué sería?

jueves, 31 de enero de 2013

"CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA"

http://www.facebook.com/pages/Rhodea-Blas%C3%B3n/321170911322748

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miércoles, 30 de enero de 2013

LA MANIPULADORA TÍA MARUJA

La abuela Josefa le enseñó a Carmiña, cuando apenas tenía doce años, a hacerse su propia ropa con las preciadas telas que traía el tío Manuel cuando volvía de Cuba a pasar unos días en casa. Carmiña poco a poco fue mejorando aquellas sencillas enseñanzas de su abuela y consiguió lograr crear su propia moda, hacer los vestidos que a ella le gustaban para los días de fiesta, y arreglar los pantalones de sus hermanos para andar por el campo.
¡Cuántas gracias le habría de dar Carmiña a su abuela por haberle enseñado tantas cosas!.
En la casa de Carmiña no eran pobres porque había siempre para comer, la tierra, el campo y los animales que ella tanto amaba, siempre producían comida suficiente para todo el año. Pero en casa, había muchos hijos que tuvieron que emigrar, en busca de futuros mejores, algunos de ellos pasaron muchas penurias hasta conseguir estabilizar su vida en el estranjero, en donde se casaron y tuvieron hijos. Escribían y Carmiña leía aquellas cartas con pasión, ya que además del amor que sentía por sus hermanos le alegraba que estuvieran bien. Ella, como era la más pequeña, se quedó en casa y creyó que allí, en donde era tan feliz, permanecería para siempre. Pero cuando se acercaba a cumplir su décimo quinto cumpleaños comenzó a darse cuenta de las intrigas de su madrina Maruja. Y se entristeció de tal forma, que corrió a hablar con su padrino Manuel, aquel hombre de ojos grises, que era todo bondad y que tantas veces le había demostrado su amor incondicional. El, después de escucharla atentamente sobre lo que Carmiña creía que acontecía a su alrededor, le prometió que no permitiría que la tía Maruja se entrometiese en su vida. Manuel era la única persona que podría convencer a su mujer de que dejase a Carmiña en paz, en Piornedo, disfrutando de la vida que quería llevar.
Pero Carmiña, aquel día al atardecer, cuando los vio marcharse de casa para coger el tren en Lugo, sentía una extraña sensación en la boca de su estómago que le hacía estar mal. Era como una amargura y una pesadumbre porque no sabía lo que Maruja tramaba a sus espaldas y Carmiña no confiaba en ella.
Esperaba que padrino Manuel fuese capaz de calmar a su mujer y que cuando regresasen a Piornedo, Maruja se hubiese olvidado de Carmiña por completo. Aunque pensaba que haría falta un milagro para ello, ya que cuando a Maruja se le ocurría una idea la llevaba siempre a cabo. Lo que más disgustaba a Carmiña era que nadie le confiaba lo que planeaba aquella mujer, disparatada, inoportuna y manipuladora que se había casado con su padrino. Pero ella, gracias a su madurez, sabía que estaba sentenciada por los planes de Maruja y eso la hacía muy desgraciada.

martes, 29 de enero de 2013

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EL DESTINO DE CARMIÑA HABIA SIDO ELABORADO A SUS ESPALDAS

"Carmiña, una mujer de aldea"
La tía Maruja, su madrina, era una persona muy singular. Hablaba sin parar soltando palabras y palabras por su diminuta boca como balas una ametralladora. Cuando llegaba a algún sitio parecía que las personas que estaban a su alrededor se empequeñecían, y ella, por el contrario, se convertía en total protagonista del momento. Su voz, demasiado estridente para Carmiña, era como el graznido de un ciento de gansos disputándose la comida. Y lo que su ahijada más odiaba de ella era que estando su madrina en casa enemistaba a todas las personas presentes entre sí.
Carmiña no dejaba de sorprenderse de que nadie parecía darse cuenta de que Maruja tenía un grave problema con el resto de los seres humanos. Todo el mundo decía que era una mujer muy buena, pero su propia ahijada no lo tenía del todo claro.
Maruja se sentía la mujer más importante de la tierra y manipulaba a la familia para hacerse con el afecto de Carmiña que trataba de mantenerse lo más al margen posible de ella. Aunque siempre le había demostrado mucha educación y respeto. En pocos meses logró que los padres de Carmiña y sus abuelos accediesen a sus pretensiones con relación a la joven, a espaldas de ella. Poco tiempo tardaría la buena de Carmiña en conocer el repulsivo destino que le había preparado la peculiar tía Maruja.

CARMIÑA NO MIRA ATRAS, SALVO PARA APRENDER DE SUS ERRORES

"NUNCA MIRES ATRAS,...
Carmiñase había mantenido en pie durante toda su vida gracias a una pequeña frase que decía mucho para ella. A esa frase, que no sabía a quién le había oído, le debía su filosofía de vida y en los momentos difíciles que tuvo que afrontar siempre la utilizaba como su máxima particular: "NUNCA MIRES ATRAS, SALVO PARA APRENDER DE LOS ERRORES PASADOS Y NO REINCIDIR EN ELLOS". A estas pocas sílabas que parecen no decir nada les debe Carmiña su voluntad férrea y haberse convertido en una mujer de la cabeza a los pies. Una mujer que vive su vida, forjada a sí misma a fuerza de dolores y zancadillas, y que puede presumir de ser dueña de todos sus actos.

jueves, 24 de enero de 2013

CARMIÑA Y SU SOLEDAD

En un momento de la vida de Carmiña, ella misma pudo sentir en sus propias carnes lo que es la verdadera soledad. SOLEDAD en mayúsculas, aunque vivas con alguien. Porque no te comprende, porque no te escucha, porque no te ve, porque no sabe lo que sientes: eso es la SOLEDAD. Para Carmiña fueron años de duro sufrimiento, de sentir un profundo dolor, creía que su corazón se rompía en pedazos y que no lo podría nunca recomponer. ¡Qué ingenua era!. Sólo tenía qué pensar en su abuelo materno, quien tan buenos consejos le había dado y con quien tan felices momentos había vivido y del que con cariño recordaba sus palabras "no dejes que nunca nadie te arrebate vida, tu propia manera de pensar, de ser y de actuar. Si te quitan esto, nunca serás nadie". ¡Qué inteligencia natural tenía su abuelo!. Siempre había comprensión en sus grises ojos. 
Las palabras de su propio abuelo fueron las que hicieron fuerte a Carmiña para poder vencer sus miedos y para lograr ordenar sus ideas y pensamientos y actuar conforme a ellos. Son decisiones duras; no se toman de un día para otro, pero Carmiña, año tras año, fue madurando y elaborando el rompecabezas de su vida hasta que logró que cada pieza encajase de forma perfecta en su sitio. Y con su plan perfecto consiguió alcanzar su propia felicidad que no era otra que vivir su vida como ella misma quería.

miércoles, 23 de enero de 2013

AIRE PURO DE PIORNEDO

Carmiña respiraba el aire puro de su montaña natal apoyada en una valla de madera vieja. Después de los sufrimientos, pesares y discusiones que había tenido que padecer, nunca creyó poder conseguir su ansiada libertad. Veía un claro atardecer de primavera y sus ojos posados en el distante horizonte bailaban de una montaña a otra con alegría y felicidad. La tierra de un@, siempre es su tierra, por mucho que le quieran arrancar de ella. Para Carmiña eso suponía perder su corazón, y su corazón estaba en Piornedo, el lugar con el que tanto soñó. No sabía con qué destino había nacido, pero sí era muy consciente del que se había labrado ella sola. Y por su destino, el elegido por propia voluntad, sería por el que soñase. En soledad respiraba, en soledad pensaba, pero la naturaleza estaba ahí, y así no se sentiría sola jamás.

lunes, 21 de enero de 2013

ILUSTRACIONES PARA "CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA"

ILUSTRACIONES DE HONOR PARA "CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA"

Ante la inminente publicación del libro 

"CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA" os 

anuncio que la novela llevará dibujos y

diseños de un gran ilustrador, quien en 

estos momentos está realizando un gran

abanico de bocetos para darle mayor 

fuerza al texto y para que la obra en su 

conjunto resulte mucho más interesante

para tod@s los lectores. Cuando los 

bocetos estén listos y el libro a punto de 

salir os desvelaré el importante nombre 

de este ilustrador a quien desde aquí

agradezco su gran aportación a mi obra

y el gran esfuerzo que supone para él 

trabajar conmigo debido a sus múltiples 

compromisos. 


MUCHAS GRACIAS POR HACER QUE TODO RESULTE TAN FACIL GRACIAS A TU APORTACIÓN ILUSTRATIVA.

jueves, 17 de enero de 2013

PROXIMA LECTURA CONJUNTA

RHODEA BLASON ESTA PREPARANDO UNA PROXIMA LECTURA CONJUNTA DE SU NOVELA "CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA". ESPERAMOS QUE SEAIS MUCH@S LOS QUE OS SUMEIS A ESTA INTERESANTE PROPUESTA EN LA QUE SE PRESENTARA UNA AMPLIA SIPNOSIS DE CARMIÑA Y SU VIDA. EN UN PRINCIPIO LA FECHA QUE ESTA PROGRAMADA PARA LA LECTURA CONJUNTA SERA EN FEBRERO. CON ANTELACION SE OS DARAN MAS DATOS PARA QUE PODAIS EMPAPAROS DE LA HISTORIA DE ESTE LIBRO. GRACIAS POR VUESTRO APOYO Y POR VUESTROS CARIÑOSOS COMENTARIOS.

sábado, 12 de enero de 2013

"CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA", EN FACEBOOK

PARA QUIEN QUIERA SEGUIR LOS RETAZOS DEL LIBRO "CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA" EN FACEBOOK OS FACILITO EL ENLACE. GRACIAS POR VUESTROS MARAVILLOSOS COMENTARIOS Y POR SEGUIR LA VIDA DE LA MARAVILLOSA CARMIÑA.

ENLACE EN FACEBOOK: http://www.facebook.com/pages/Rhodea-Blas%C3%B3n/321170911322748

BUSCAD VUESTRA PROPIA FELICIDAD COMO HIZO CARMIÑA LUCHANDO CONTRA TODO LO QUE SE LE PONIA DELANTE. UN SALUDO

"CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA"

    Carmiña nunca pensó sentir tanta morriña de su Piornedo natal cuando tuvo que irse a la capital. Su corazón vivía en una angustia permanente que le impedía ser feliz en un lugar en para el que ella creía que no había nacido. Por supuesto que cuando llegó a Lugo de la mano de su madrina Maruja, la mujer de su tío Manuel, Carmiña observaba todo sin parar y todo lo que veía le llamaba la atención. Creyó poder acostumbrarse sin ningún tipo de problema al nuevo ambiente, aunque no así al carácter de Maruja, pero se sentía fracasar en ambos aspectos. En la ciudad todo iba rápido, las distancias para cualquier cosa eran mayores que en la aldea, y su madrina cada vez se volvía más insolente y más arrogante. Carmiña no se creía con fuerzas para seguir viviendo de una forma tan diferente a la que se había criado y sin el amor de sus padres y abuelos.
    Asomada a la ventana del piso de Maruja, miraba sin ver. Soñaba con la hermosa palloza en la que vivían en Piornedo, su forma era oval y estaba construida en piedra. ¡ESA ERA SU CASA!. Allí cocían el pan cada quince días en el horno casero, se ordeñaban las vacas todos los días, cada una de ellas tenía su propio nombre, recogía los huevos de las gallinas en el corral, ... las tareas de fuera de la casa la hacían sentirse libre. Hablaba con los animales y con las plantas y se sentía feliz. En Piornedo nació, en Piornedo quería vivir y en Piornedo quería morir.

viernes, 11 de enero de 2013

"CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA"

    La verdad es que escribir esta novela me ha resultado gratificante como terapia personal. En los envidiables parajes de Piornedo se suceden y entrelazan historias que me transportaron a mi niñez, sin ser este un libro autobiográfico. Pero he plasmado en él, mi amor por uno de los muchos paisajes gallegos de incomparable belleza, de tradiciones añejas, de historia transmitida por el boca a boca, por la buena cocina, elaborada con cariño y tiempo, ...en fin, en muchas de las páginas que leáis están escondidas las enseñanzas recogidas por mi de labios de mi abuelo: una persona muy singular y muy querida por mi.
    Yo soy una de las grandes defensoras de la ALDEA porque de ella parte mi historia como persona y creo que en Galicia y en muchos otros lugares aquell@s amantes de la vida afable y sencilla me endenderéis perfectamente. Espero que cada hoja que leais de "Carmiña, una mujer de aldea" sea tan maravillosa para vosotr@s como para mi.

miércoles, 9 de enero de 2013

YO SOY DE ALDEA Y A MUCHA HONRA



¡EU SON DE ALDEA! VIVA A VIDA DE ALDEA, SINXELA, PROFUNDA, SANA, EN TODOS OS ÁMBITOS DA VIDA, RELAXADA E FELIZ. EU SON DE ALDEA, E A MOITA HONRA.


RHODEA BLASON, PRESUME DE ALDEA

   

    "Carmiña, una mujer de aldea", novela escrita por Rhodea Blason, es un proyecto que fue madurado concienzudamente en mi imaginación. Yo siempre presumo de la ALDEA, de lo que vivir en ella supone y de lo que dignifica a las personas que la aman. En el momento en el que un escritor se coloca frente al blanco papel tiene que tener muy claros algunos de los aspectos más importantes, no los más, pero sí los que dirigirán el rumbo de la novela. Yo sabía que el lugar ideal para su ambientación era Piornedo, una pequeña aldea situada en a Serra dos Ancares, en la provincia de Lugo. Me gusta la idiosincrasia de esta población, su localización, su historia y sus pallozas prerromanas.
    
     Mi idea era que la novela girase toda ella en torno a estos temas, aunque el argumento fuese mucho más profundo. Por desgracia, en la actualidad hay muchas personas que no saben lo que es vivir en la aldea, porque nunca lo hicieron; otras que se fueron en busca de trabajo u otros alicientes no volverán nunca porque descubrieron otra forma de vida; y muchas quisieran regresar a la aldea nuevamente para evitar la ansiedad que produce la gran ciudad, para poder vivir en la naturaleza o en busca de paz.

     La gestación de un libro es larga, premeditada y, muy dura. Lo que en un principio parece una tarea fácil se convierte en una ardua tarea de documentación, en profundizar en el carácter de cada uno de los personajes que van a aparecer en el libro, en resolucionar y adaptar el argumento inicial a los posibles escollos que puedan surgir durante la elaboración del proyecto. ¡Y CREEDME, HAY ESCOLLOS, ROCAS, ALTAS MONTAÑAS Y, UN SIN FIN, DE ZANCADILLAS QUE HAY QUE SOLUCIONAR SOBRE LA MARCHA!

    SIN DUDA, PARA MI LOS CONOCIMIENTOS QUE ME HA PROPORCIONADO "CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA", SOBRE PIORNEDO (ILUSA DE MI, PENSABA QUE CONOCIA BIEN LA ZONA)Y SUS ALREDEDORES SON MULTIPLES. A PRINCIPIOS DEL AÑO 2013 SE COMENZARON A SUBIR RETAZOS DE LA OBRA EN FACEBOOK EN LA PAGINA DE RHODEA BLASON (EL ENLACE ES: http://www.facebook.com/pages/Rhodea-Blas%C3%B3n/321170911322748?fref=ts)QUE ME HAN ENTERNECIDO POR LOS NUMEROSOS MENSAJES DE ANIMO QUE ME HAN LLEGADO Y SOBRE TODO POR EL POSITIVISMO QUE ME HABEIS TRANSMITIDO. GRACIAS A TOD@S POR VUESTRO APOYO.

    EN ESTOS MOMENTOS, ESTOY VALORANDO QUE "CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA" SEA EL PRIMERO DE VARIOS LIBROS EN LOS QUE SE PONGA DE MANIFIESTO EL FUERTE CARACTER DE UNA MUJER QUE QUIERE SER ELLA MISMA, QUE NO SE DEJA INFLUENCIAR POR NADIE Y MENOS POR SU FAMILIA Y QUE BUSCA LA FELICIDAD CONFORME A SUS PRINCIPIOS.

    UN FUERTE ABRAZO, Y ESPERO QUE ESTE LIBRO TAN ESPECIAL PARA MI SEA DE VUESTRO AGRADO.
    

martes, 8 de enero de 2013

"CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA"




                               "CARMIÑA, UNA MUJER DE ALDEA"                                                                                                                                                                       

    PARA CARMIÑA SU ALDEA ERA UNA FELICIDAD, SIGNIFICABA LIBERTAD, SOLIDARIDAD, AMOR A LA NATURALEZA, FRESCOR DEL VIENTO ARRREBOLANDO SU CARA, ...Y UN SIN FIN DE SENSACIONES QUE SOLO PIORNEDO, EN MEDIO DE LA SERRA DOS ANCARES ERA CAPAZ DE LLEGAR A TRANSMITIRLE. EN SU NIÑEZ CARMIÑA FUE SIEMPRE UNA NIÑA COMPLETAMENTE ALEGRE. LA ALDEA EN LA QUE VIVIA ERA SU MUNDO, SU REALIDAD, ALLI LE HABLABAN LOS ARBOLES, LOS RIOS, ...TENIA TODO CUANTO PODIA DESEAR. COMO SIEMPRE LE DECIA SU MADRE, ANA, "SI HAY SALUD, COMIDA EN LA MESA CADA DIA, Y UN BUEN LUGAR PARA VIVIR ABRIGANDOSE DEL FRIO DEL LARGO INVIERNO, SIEMPRE SE ES FELIZ". CARMIÑA ESCUCHO TANTAS VECES ESTAS SABIAS PALABRAS DE LABIOS DE QUIEN LA PARIO QUE SIEMPRE LAS TUVO EN CUENTA, A LO LARGO DE SU VIDA, SIEMPRE FUERON SU GUIA, Y, CONTINUAMENTE, LES DIO VUELTAS Y VUELTAS PARA TRATAR DE CONSEGUIR ENCONTRAR EL CAMINO QUE LA LLEVASE A ENCONTRAR LA FELICIDAD COMPLETA. PERO CARMIÑA NUNCA SE IMAGINO QUE SU RUMBO LE DEPARARIA EN LOS PROXIMOS AÑOS UNA SERIE DE VICISITUDES PARA LAS QUE TENDRIA QUE ENCONTRAR LA SALIDA ELLA SOLA; HABRIA DE ANTEPONER SUS DECISIONES A LO QUE SU FAMILIA ESPERABA DE SU COMPORTAMIENTO. SE HABIA CANSADO DE ESCUCHAR FRASES COMO "TIENES QUE HACERLO PORQUE ES LO MEJOR PARA TI". CARMIÑA NO QUERIA DEFRAUDAR A NADIE, PERO SEGUN FUERON PASANDO LOS AÑOS TUVO QUE PENSAR EN SI MISMA NO EN LOS DEMAS, NI EN LO QUE ELLOS QUERÍAN. TENIA QUE SER FELIZ POR LO QUE ELLA ERA, POR LO QUE DESEABA SER Y POR LO QUE CONSIGUIERA SIGUIENDO SIEMPRE FIEL A SUS CONVICCIONES. LA LUCHA DURANTE LOS AÑOS LLEGO A SER MUY DURA, FUERON MUCHAS LAS LAGRIMAS QUE VERTIO SIN TENER UN HOMBRO EN DONDE APOYARSE, PERO CONSIGUIO HACERSE DURA Y VIVIR SU VIDA TAL Y COMO ELLA QUERIA. ¡PESE A TODO, CARMIÑA CONSIGUIO LA FELICIDAD!