lunes, 6 de mayo de 2013

Con el texto que os dejo a continuación participé junto con más compañer@s en la Antología La Llave.
Espero que os guste, que os haga sentir y que me sigáis leyendo. Un saludo
RHODEA BLASON


LA LLAVE, de Rhodea Blason

Caminaba con suma firmeza musicalizando su andar con el ruido que hacían sus elevados
y finos tacones sobre el duro asfalto de la acera de la Calle Real. El sensual movimiento de sus
suaves caderas hacía que muchos viandantes girasen su cabeza cuando ella pasaba con su porte
erguido. Era esbelta, elegante, muy guapa, con su hermoso cabello rojizo bailando al viento, y
sabía cómo sacar el máximo partido a sus atributos físicos. Le gustaba respirar el cálido aire de
la primavera que llegaba a su nariz con un dulzón olor a azahar, que provenía de los árboles que
adornaban y daban sombra a la ancha calle principal de la localidad. Miraba al frente, sin fijarse
en los peatones que se cruzaban con ella, con un semblante alegre que todavía la hacía parecer
más atractiva. Había pasado demasiados meses imaginando lo que podría pasar hoy, en la
reunión que mantendría con sus tíos en relación a la herencia de sus antecesores.
La partición de cualquier herencia, pequeña o grande, siempre supone envidias y egoismos
por parte de los herederos, ya que hay alguno que quiere su parte y la de los demás, y aún así
no se siente satisfecho. En esta situación estaba Eloísa, considerada por sus tíos “el patito feo”
de la familia, ya que pensaban que no tenía dinero ni patrimonio. La mujer, huérfana de madre,
desde demasiado joven se había forjado un buen futuro trabajando duramente desde la
adolescencia. El mérito no fue de ella sola. Había conocido con poca edad al que era su marido,
un auténtico “aguila” para los negocios, y los dos, trabajando codo con codo, juntaron unos
ahorros y un curioso patrimonio que les permitía vivir con comodidad.
La herencia de sus padres era únicamente de ella, ya que había sido hija única por motivos
elegidos por la naturaleza. Sus tíos no decían nada, pero en lo más profundo de sus mentes
germinaban los egoistas pensamientos de por qué ella tenía más que ellos. No se daban cuenta
que su vida había sido muy dura y que estuvo basada siempre en la sencillez y la humildad,
mientras que sus tíos vivían en la ostentación de lo que carecían. Eloísa, con su marido y sus
hijos, viajó, conoció mundo, continuó estudiando gracias al apoyo de quien tanto la quería,
vestía bien, solían cenar fuera varias veces al mes, pero nunca derrochaban su dinero.
Todavía le quedaba cerca de un kilómetro para llegar al lugar en el que se celebraría la
reunión familiar, a la que desde hacía años tenía miedo. El corazón le palpitaba con rapidez.
Sabía que sus tíos se tirarían como auténticos”buitres” sobre lo que le correspondía a ella por
herencia de sus abuelos: le dejarían la peor parte e intentarían embrollarlo todo para que
tuviera que pagarles por algo que por derecho propio era suyo. Sabía que la negociación
sería dura, sin tregua, porque, desde siempre, la consideraban débil, porque no lograban
distinguir entre no querer discutir con idiotas y tener la razón.¡En el fondo le daban pena
porque nunca llegaban a nada!.
Cuando abrió la puerta del local en el que se desarrollaría la reunión, vio los ojos de los
que por sangre eran sus tíos, pero por acciones eran sus enemigos, ya que querían quedarse
lo que por ley le pertenecía a ella. Los miró, uno a uno y con frialdad, fijándose en cada una
de aquellas miradas vacías en las que veía la firma del egoismo. Al cerrar la puerta tras de sí,
vio, con gran cinismo e hipocresía, como cada uno de ellos se levantó de la silla que ocupaba
para plantarle dos besos en cada lado de su cara. Alguno venía acompañado de sus abogados,
otros de sus gestores y Eloísa estaba totalmente sola. Su amante marido había querido
acompañarla pero ella le dijo que prefería solucionar el asunto ella sola, ya que sino nunca
sería quien de enfrentarse a ellos, y eran demasiados años los que llevaba ahogada por su
implacable yugo.
Durante largos minutos se habló de vanalidades sin sentido. Eloísa se sentía incómoda
porque no quería ser ella quien comenzase a hablar de la herencia y parecía que los demás
no tenían prisa en hacerlo. Pero cuando menos se lo esperaba, el prestigioso abogado de
uno de sus tíos comenzó la reunión, divagando lentamente en cuestiones que Eloísa creía
que estaban perfectamente claras y que no eran motivo de discusión. Luego, uno por uno,



fueron eligiendo lo que querían para sí de aquella herencia que tanto había sudado su padre.
Obviaban a Eloísa, nieta de un hombre justo al que no le gustaría ver a sus hijos enfrentados
de aquella manera, y ella permanecía callada. Todos eligieron y repartieron pisos, bajos, dinero,
tierras, … ¡Parecía que ella no estaba allí, porque no le adjudicaban nada!.
Les dejó que siguieran haciendo demagogia barata, porque entre ellos no eran capaces de
ponerse de acuerdo.
-El piso de arriba vale más que el de abajo, me hay que pagar la diferencia- dijo el más
egoista de todos
Y ella veía con absoluta incredulidad como accedían a pagarle sus hermanos, después de
haber sido él el que escogiese aquel piso precisamente. Se apuntó en su herencia, fincas,
pisos y dinero porque decía que se sentía perjudicado por lo que “le había tocado”.
Eloísa, después de ver aquel esperpéntico espectáculo, no daba crédito. Pero tuvo suficientes
fuerzas para carraspear. La primera vez no la oyeron porque lo hizo tímidamente, pero la
segunda tosió con la fortaleza que le daba pensar en sus hijos y en su marido, realmente su
única familia.
Entonces todos callaron y se volvieron sus miradas a ella.
-Tranquila tú tienes la finca de las Moreras -le dijo otro de sus tíos -y como es grande
tendremos que ponernos de acuerdo a ver cuánto te toca pagarnos a cada uno.
Pero si la finca que le dejaron era la peor, pensó Eloísa, me toca por herencia y todavía
pretenden cobrarme por ella, me están estafando directamente. En aquellos momentos echó
de menos a su esposo, allí haciéndole compañía y no dejando que la explotasen aquellos
negreros que nunca trabajaron ayudando a su padre y ahora se peleaban por lo que él había
dejado.
El último tío que había hablado se dirigió a su abogado:
-Es mejor que hagas las cuentas para saber qué le toca a mi sobrina, ya que una vez que
lo sepa puede marcharse cuando quiera.
¡Pobres estúpidos!. Eloísa y su marido temiéndose lo peor, habían estado investigando en
los papeles de su abuelo y sus padres. Habían pedido “hojas simples” para saber quienes
eran los propietarios de todo lo que había. Pero lo habían hecho demasiado tarde, ya muchas
fincas habían sido vendidas por sus tíos, mediante trampas acogidas a vacíos legales. Aún así,
estaban tan cegados por quien se llevaba la mejor parte que no se dieron cuenta de la excesiva
tranquilidad y calma que desprendía Eloísa.
Cuando Eloísa se cansó de oirlos decir sandeces, se levantó y les dijo con voz fuerte:
-No sé por qué discutis tanto si yo soy quien tiene La Llave para resolver esta herencia
Sus tíos se miraron y comenzaron a reirse sin dar crédito a lo que acababan de oir. Eloísa
podía leer claramente en sus duras caras “¿qué dice esta insensata?”.
-Lo tuyo ya está solucionado -le contestó otro tío- No tienes de qué preocuparte. El día que
vayamos a la notaría firmas y ya eres dueña de la finca que te tocó.
-¿Pero es que no os dais cuenta? -preguntó Eloísa elevando la voz más de la cuenta. -¡Os
estoy diciendo que todo lo que hacéis es valdío. La llave para arreglar todo este embrollo la
tengo yo.
-¿De qué Llave hablas? -le preguntó el abogado de uno de sus tíos
-Estáis repartiendo la herencia sin contar conmigo, y yo soy la única que puede hacer
efectiva esta herencia. Sigo diciéndoos que yo soy La Llave para que esto se arregle. Aunque
no lo creáis. Los papeles del Registro de ls Propiedad así lo exponen.
Volvieron a mirarse nuevamente y esperaron a que Eloísa se explicase:
-Sois demasiado egoistas para ser buenas personas. Creéis que sois lo suficientemente
inteligentes como para saberlo todo, pero a pesar de traer a vuestros abogados, no habéis
hecho bien el reparto de la herencia. Estáis repartiendo humo, ya que los solares en donde


están construidas las casas de las que ya os adjudicásteis los pisos que os convinieron los puso
vuestro padre, mi abuelo, a nombre de mi padre. Por lo tanto, os vuelvo a decir que no podéis
repartir nada sin contar conmigo que tengo La Llave, es decir, soy la dueña del terreno y
conmigo tendréis que arreglar debidamente si queréis que os firme en la Notaría.
Eloísa tuvo que parar para coger aire y respirar, se notaba acalorada y nerviosa, no se
atrevía a mirar a sus tíos a los ojos, por lo que con la vista baja esperó a que alguno de ellos
dijese algo.
-Pero somos familia -señaló lentamente el más joven de todos -no serás capaz de hacernos
esto.
-Por supuesto que sí, no os quepa la menor duda. Durante demasiados años no me habéis
tenido en consideración para nada. Sé que me habéis estado robando, pero la “vengaza es un
plato que se sirve frío”. He sabido esperar, y ahora sólo reclamo lo que me pertenece, no lo
que digáis vosotros malditos egoistas y avariciosos. En cuanto a mi familia, sólo lo son mi
marido y mis hijos. Con vosotros no se puede contar para nada, salvo para vuestro propio
beneficio y eso a mí no me vale.
Se dieron cuenta de que Eloísa hablaba en serio, el aire estaba cargado, y
ella seguía permaneciendo en pie, traspasando el peso de su cuerpo de un pie a otro.
Nadie hablaba, sus tíos la miraban con odio. Era consciente y obvio que no habían valorado
que el terreno fuese de ella. ¡Qué bien hacían las cosas los mayores!
Como no le hablaban cogió su carpeta y su bolso, se dio la vuelta y salió de aquel lugar
en el que parecía que faltaba el aire. Ella actuaba conforme a su conciencia, teniendo La Llave
de la negociación, no podía permitir dejar a sus hijos sin la herencia de su bisabuelo. Ya
en la calle le rodaban gruesas lágrimas por la cara y casi no podía respirar. Se sentía
impotente ante la maledicencia de sus tíos, pero contenta por haberles plantado cara.
La Llave de la herencia la tenía ella, y se repartiría, sin egoismos y sin avaricias....Y
desde luego, no les dejaría que le robasen nunca más.


miércoles, 24 de abril de 2013

GRACIAS, GRACIAS

    De que formas más hermosas se puede demostrar el amor, el cariño, el apoyo, la complicidad,...entre una pareja, entre nuestros hij@s, entre la familia, ,..... Ayer fue un día afortunado para mí. Supe que con un texto propio formaría parte de la ANTOLOGIA LA LLAVE, iniciativa del blog KISS A BOOK, con compañer@s a los que no conocía pero ahí estaba mi amiga Kass Finol. Me alegro de poder compartir esta antología con todos ell@s.

     Pero a media tarde, alguien que me conoce demasiado bien, y que está a muchos kilómetros de mí, supo ver mi estado de ánimo a través de las palabras y me regaló el enlace que os adjunto aquí por si alguien lo quiere ver. Gracias a ese hombre, que forma parte de mi corazón, por este "agasallo tan fermoso". Bicos, Besos

    http://www.youtube.com/watch?v=yUgU7_CHtf4

    Espero que os guste y que no lo necesitéis porque vuestra autoestima esté en los límites en los que debe estar.
     Rhodéa Blasón

martes, 23 de abril de 2013

ANTOLOGIA LA LLAVE A PUNTO DE PUBLICARSE


    Hoy, día del libro, no podía recibir mejor regalo que la inclusión de un texto propio mío dentro de la recopilación de relatos inéditos que componen la ANTOLOGIA LA LLAVE, maravillosa iniciativa del blog KISS A BOOK. Pronto será publicada y podréis ver la calidad de los trabajos de cada autor/a.

   Enhorabuena a tod@s

sábado, 20 de abril de 2013

PARTICIPO EN EL LIBRO COMPARTIDO "SIN ESPINAS"




    Desde el blog ACOMPAÑAME se promovió la idea de crear el Reto San Valentín formando un libro con relatos de diferentes autores entre los que estoy orgullosa de encontrarme con un texto titulado "¡Qué hermoso es el amor!. Desde mi blog doy las gracias a ACOMPAÑAME por iniciativas como esta, así como felicito a tod@s l@s escritores que forman parte conmigo de este libro de descarga gratuita en el enlace:

http://podemos-juntos.blogspot.com.es/2013/03/ya-puedes-descargarte-el-libro-del-reto.html

    Espero que os guste y que seáis felices leyendo los relatos que conforman este libro.

Enhorabuena a mis compañer@s

Rhodea Blason
 

jueves, 18 de abril de 2013

PREMIO BLOGGERO

Muchas gracias a mi amiga Tere Oteo Iglesias de Amentia por otorgarme este bonito premio

Siete cosas sobre mí:
1.- La escritura es para mí una necesidad imperiosa de mi alma
2.-Leo todo lo que cae en mis manos, no me importa el género: desde líbros, cómics a diversos periódicos
3.-Me agrada enormemente el olor a hierba recién cortada
4.-Me gusta ver las cumbres de las montañas cubiertas de nieve
5.-Prefiero la calor al frío, el verano al invierno
5.-Mi libro preferido, y el que mayor número de veces he leido,  es "La tía Tula", de Miguel de Unamuno
6.-El mar está siempre presente en mi vida, en mis textos y en mi mente
7.-Me fascina escribir aforismos

Puntos..., se le conceden a:
Tere Oteo Iglesias
Nieves H.Hidalgo
Angy W Mhe
Itsy Pozuelo

miércoles, 17 de abril de 2013

A VOSOTROS ...¡AMANTES!

                                                                                          Junto al mar, 13 de marzo de 2013

          A vosotros... ¡amantes!:

          Sois un claro ejemplo de amor verdadero en estos tiempos en los que parece
que este profundo sentimiento ha desaparecido por completo. Puedo contemplaros
mientras percibo vuestro duradero enamoramiento que me hace querer ser como
vosotros llegada a mi vejez. Mis claros ojos, cegados por la luz solar de un frío día
de invierno, en los que las altas cumbres que rodean mi pequeña y hermosa aldea
permanecen cubiertas con el blanco manto de la nieve, pueden observar un mara-
villoso ejemplo de amor verdadero.

          Permanezco sentada junto al mar, mirando el vaivén de las olas rompiendo
contra las rocas y meciendo las pequeñas lanchas de pescadores amarradas a
tierra por el mal tiempo. Con sus vivaces colores conforman un fantástico cua-
dro del que cualquier pintor quisiera ser signatario. Es mi lugar favorito para
reflexionar sobre la vida, mis sentimientos, ...y, sobre todo, para respirar el aire
salino que desprende el amplio piélago marino que se abre ante mí.

          De pronto, en uno de esos momentos en los que me encontraba totalmente
ensimismada con mis pensamientos, creí percibir un leve movimiento lejano por
mi costado derecho. Pensé que se trataba de una elegante gaviota que viajaba al
ras del suelo, dejándose llevar por la brisa con la inmensidad de sus alas abiertas,
en busca de algún pez despistado con el que poder llenar su vacío estómago.

          Al volver ligeramente mi cabeza me sorprendió veros: una pareja de ancianos
que en un primer momento parecían ir de paseo. ¿Pero, con tan elevada edad, a
quién se le podría ocurrir pasear por aquel lugar?. Entonces pasé a concentrarme
totalmente en vosotros. Me embargaba la curiosidad: tú empujabas muy lentamen-
te la vieja silla de ruedas en la que tu esposa se sentaba. Tuve la suerte de que
os acomodarais en un banco de madera cercano a donde yo me encontraba. Con un
mimo que me sorprendió le colocaste a tu mujer la negra boina que traías en la
cabeza para protegerla del sol. En los puertos de mar existe la antigua creencia de
que el sol que brilla en los meses que llevan en su nombre la letra “r” es muy perjudi-
cial para la salud. Seguro que fuiste, en tu juventud y en tu vida laboral, un marinero.
En seguida me llamó la atención como te miraba embelesado, ... mujer. Se mostraba
plenamente atento a todos tus movimientos y se anticipaba con ávida rapidez a tus
necesidades. Te colocó tu bello pelo blanco debajo de la boina varias veces,
para que quien te observase te viera guapa. Tú,  ...hombre, la cogiste con firmeza
de las manos y con sumo cuidado la ayudaste en su frágil caminar a sentarse
sobre la dura superficie, no sin antes, ponerle un mullido cojín en el que ella
se acomodó bajo la sombra de un sauce llorón cuyas ramas le daban sombra.

          Te tapó tus delicadas piernas con una abrigosa manta polar color frambuesa
para que no pasases frío y se sentó a tu lado: ¡cómo dos quinceañeros!. Daba
placer contemplaros con la misma complicidad en vuestras miradas que en vues-
tra lejana juventud. De una bolsa de plástico sacó un trozo de pan y te hizo un
bocadillo, pero antes te dio a probar con mucho afecto un pedacito de jamón
cocido del mismo con el que rellenaría el panecillo que almorzarías. Primero te sirvió a tí,
¡cómo un caballero auténticamente enamorado!, y luego se hizo la misma vianda
para él. ...Y los dos comíais juntos la misma comida, y vivíais juntos vuestro gran
amor.
          Mientras os miraba con embelesamiento no dejaba de pensar si viviríais
juntos vuestra soledad, en un piso, en una residencia, ...¡qué más da!; me
pregunté, una y otra vez, si tendríais hijos o familia, de qué circunstancias se-
ríais protagonistas. No tengo respuestas, tampoco os quise preguntar. Pero sólo
mirándoos pude palpar claramente vuestras miradas de felicidad y vuestros
gestos de amor verdadero.

          Ojalá todas las personas que lean estas palabras sean partícipes de esa pasión y afecto
que es tan difícil de encontrar en la actualidad, pero que cuando se alcanza
se convierte en un amor cuya fortaleza consigue una unión firme y verdadera.                         

                                                                              Junto al mar, con amor