Se me eriza la piel,
siento el frío helado del invierno,
que me curte la tez
y me mantiene en silencio.
Prefiero el calor solar,
que calienta mis huesos,
y hace brillar
la fina arena de mi enorme litoral.
Se me eriza la piel,
ante la brisa marina,
que llega desde el norte
fiera y llena de rigidez.
El invierno es triste,
solitario y ruidoso,
pero espero que no se me olvide
el calor de mi hogar afectuoso.