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jueves, 28 de diciembre de 2017

A TRAVES DE LOS OJOS DE NEGRITO, por Rhodéa Blasón



      Mis ojos grises son observadores: miro con astucia y con amor a quienes conviven conmigo. Siempre en el profundo regazo de mi querida ama, quien pasa horas calcetando para sus nietos. Está inválida y sitúa su silla de ruedas todos los días junto a las puertas de la balconada, desde donde ambos podemos ver todo lo que sucede en la calle. Yo ronroneo sobre sus piernas cuando le solicito una caricia, le miro con luceros mimosos cuando le enredo su hilo con mis patas, ...es una mujer buena. Cuando salto de su colo lo hago con suavidad, para abrir con mis patas el grifo del agua y beber, o para acercarme a la puerta cuando sé que alguien que convive con nosotros se acerca a la puerta de nuestro hogar. Allí le espero con los ojos abiertos, juguetón y saltarín hasta que mi ama me llama.

       -Negrito vente para junto de mí, me indica con voz suave
 

       Y yo, obediente, acudo a su llamada. Me envuelvo como un ovillo y espero a que me acaricie. La miro y veo a una mujer mayor, de piel muy morena, y con el pelo tan blanco que le enmarca el rostro como si fuera una corona. Debió ser muy guapa de joven, aún conserva parte de su belleza. Sus ojos son tristes, yo sé que su vida ha sido muy dura y que sufre mucho por sus vástagos y nietos a quienes ama con su gran corazón, pero desde que dejó de andar creo que se siente como una carga para ellos. Yo sé que no es así, y trato de hacerle mimos y jugar con sus hilos de labores, aunque me mire seria en algunas ocasiones, pero creo que sus últimos años de vida deben ser felices. Algunas veces, cuando estamos solos veo como sus lágrimas brotan de sus enormes ojos negros y resbalan por sus mejillas; no sé porque llora, pero creo que es la soledad. Porque yo con ella he descubierto que las personas aunque vivan con sus seres queridos pueden sentirse solas, o apartadas, o no partícipes, ....

       No sé. Yo sólo soy un gato; un minino negro como el azabache que ve la soledad en la que se encuentra su ama. Creo que soy el único que la detecta en esta casa, por eso paso tanto tiempo en su regazo y buscando sus caricias. Yo la quiero, porque me da mucho cariño y no quiero que se sienta triste. Me gusta esta mujer porque tiene un corazón grande.


viernes, 13 de octubre de 2017

¿LOS MAYORES ESTORBAN?, por Rhodéa Blasón

     En silencio, en la penumbra de la noche, se agazapaba en forma de ovillo entre los arbustos en busca de paz. Sentía miedo y frío, pero le gustaba aquel lugar, desde que había tenido que abandonar el hogar en el que había vivido durante tantos años en compañía de aquel hombre huraño con los demás, pero que a el le procuraba siempre comida, caricias y una cama caliente. Tardó en darse cuenta de que allí no le querían; buscaba con desesperación a su compañero de años y no lo encontraba, lo apartaban con patadas que le dolían en el corazón, por lo que decidió buscar otra casa para vivir. No contó con que era demasiado mayor para que nadie quisiera tenerlo a su cargo, había perdido agilidad, y no veía forma de que nadie lo quisiera. No se hacían cargo los seres humanos de sus mayores e iban a querer un gato de edad con ellos. Se dio cuenta rápido de que el hombre huraño, era callado por lo dura que había sido su vida, pero era un buen amigo y fiel compañero de fatigas. Ahora, como muchos mayores, el gato se encontraba solo, empezando una nueva vida, durmiendo en el parque y sin saber si comería al día siguiente. Penurias de una vida en la que todos los mayores parece que estorban y a los que nadie quiere en su casa.

Foto: http://www.mundogatos.com/