La sociedad está viviendo una realidad descontrolada y caótica que nos cuesta mucho aceptar, a todos, porque llegó de golpe, impuesta, y sin ser esperada por nadie. Ahora vivimos esos cambios, radicales e impensables, ocasionados por un virus letal del que todavía, y tras tantos meses, se desconocen sus principales características y, lo que es mucho peor, sus posibles mutaciones o afecciones a determinado tipo de pacientes. Por supuesto, en la vacuna se trabaja, pero tardará en llegar la que sea efectiva y mientras tanto debemos tener serenidad y esperanza.
A pesar de todo, os pido conciencia y responsabilidad; cuidaros mucho cada uno de vosotros, personas tan necesarias en nuestra colectividad, para poder cuidarnos entre todos. Todos somos precisos en nuestros hogares, por eso insisto en el cuidado particular que generará en la salud común de nuestras familias. Sé que habrá quienes con un elevado grado de sensibilidad puedan verse abrumados por la situación social o por la propia de su entorno más cercano. Pero os pido mucho ánimo y mucha fuerza; ser positivos y cumplir las normas es prioritario en estos momentos sanitaria y socialmente.
Sabéis que siempre me gusta dar un rayo de esperanza a quienes me leéis y toda mi vida he escuchado que “no hay mal que cien años dure”. Por ello os invito a que penséis en positivo: esto va a pasar, no sabemos cuanto tardará pero pasará, como ha ocurrido con otras pandemias a lo largo de nuestra historia a las que no se les vislumbraba ninguna solución y se encontraron medios para erradicarlas. Hay que dejar trabajar a los investigadores y dar tiempo para que consigan los resultados esperados para combatir este mal silente que tan cruelmente nos acecha y nos ataca independientemente de la edad. Mantener una actitud mental activa nos hará superar muchos de los baches que encontraremos en nuestro camino en los próximos meses. ¡Salud y suerte!