viernes, 25 de mayo de 2018

"JUGADA DEL DESTINO", por Rhodéa Blasón

     


      Pedro vivía en la aldea con su abuela ciega y una hermana de ella de edad avanzada. La mujer le había criado tras perder a sus padres en un accidente cuando emigraban a Alemania en busca de un futuro mejor, para ellos y para él.

     La madre de su madre, a pesar de la falta del sentido de la visión, lo conocía tan bien que siempre le regañaba porque ningún trabajo le duraba demasiado tiempo. Realmente, a su nieto no le gustaba nada trabajar; hacía chapucillas para conseguir dinero inmediato, pero nada serio. En cambio, le gustaba vivir la juerga, emborracharse, las mujeres, ...e ir al casino de la ciudad con sus amigos algunos fines de semana. Pero ellos tenían dinero para jugar, mientras él miraba o sólo podía jugar una partida.

     Aquella semana había trabajado mucho en una empresa de carrocerías y había hecho horas extra. Por eso el viernes, cuando cobró, lo tuvo muy claro: "cogería un autobús e iría a jugar". Estaba seguro de que lo perdería todo pero su abuela le regañaría de una manera u otra así que no se lo pensó.

    No había muchos jugadores en el casino, pero no importaba. Se sentó y comenzó el juego. Al principio perdió, pero luego, un golpe de suerte hizo que ganase. ...y volviese a ganar. Al amanecer llegó a casa con un millón envuelto en un fajo de papeles de periódico. No cabía en sí de júbilo. Dejó el paquete sobre una de las sillas de la cocina y subió a cambiarse de ropa.

     Mientras, su abuela, que había madrugado para cocer pan en el horno del hogar, entraba de afuera con unos troncos para encender la cocina de leña. No veía, pero hacía todas las labores sin necesidad de ayuda. Introdujo dos troncos cruzados en el interior de la cocina y unas ramas en las que prendió fuego con una cerilla. Tenía que esperar un poco para ver si prendía y decidió sentarse a la mesa.

      Se levantó con rapidez y tocó con sus arrugadas manos para ver que era lo que había allí. Sintió el papel de periódico entre sus dedos y decidió echarlo al fogón. "Me ahorraré traer más ramas para que prenda el fuego".

     -¿Qué has hecho abuela?, gritó Pedro desde el umbral de la puerta asustando a su abuela

    -Encender la cocina, hijo, para caldear la casa y poder cocinar, -le respondió ella.-Anda ve a trabajar que hay mucho que hacer en los establos

     Pedro, como un niño obediente allí se dirigió, pero no a trabajar. Cogió la escopeta de caza y se levantó la tapa de los sesos con ella.

23 comentarios:

  1. Un buen relato donde nos dejas pasmadas , para una vez que tuvo suerte la fortuna no estuvo de su lado ..o tal vez fue el destino a tener ese dinero sin haberlo ganado con el esfuerzo , las claves nunca las sabremos él no podrá contanrlas .
    Muy bueno .
    Un abrazo y feliz fin de semana.

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  2. No pudo soportar que su destino era trabajar y seguir trabajando...
    Buen relato ;)
    Bss

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    1. Ya. La vida está llena de retorcidos caminos.
      Muchas gracias
      Saludos

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  3. Uhhh qué arrebatado este pedro! Sin duda había problema de comunicación entre ellis! Si en vez de entrar sin decirle nada al abuela le hubiese contado lo sucedido otro hubiese sido el final 😁 jeje. Buen y aleccionado relato. Un abrazo

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    1. Sí, problemas de comunicación y la ceguera de su abuela.
      Muchas gracias
      Saludos

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  4. A lo que lleva la falta de comunicación.....y que como decimos aqui en Cataluña ese Pedro era un buen "bordegas", muy bien escrito, besos.

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  5. Uy! que tremendo!, que decisión tan irreflexiva y tan irremediable.
    Me ha gustado mucho como has resuelto la consigna y el giro que le diste, está excelentemente contado y ese incidente del periódico y la abuela ciega es buenísimo, un error fatal que cambia la sucesión de eventos
    Abrazo

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  6. Vaya final. En fin la pobre abuela no tenía ni idea, y estaba claro que sin esfuerzo no hay recompensa, y es lo que pasó.
    Un abrazo

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  7. Qué metáfora que el objeto de deseo del nieto y su perdición fuera lo que al final sirve para calentar la casa y comer...tiene mucha fuerza esa imagen...
    Besos

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  8. Menudo arranque tuvo... Pero imagino como se tiene que sentir una persona si le sucede eso. También me da pena de la abuela...

    Me ha gustado mucho tu relato y es muy original, no esperaba ese final.

    Muchos besos.

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  9. Ug, qué horror. Menuda miseria de vida la del chico, esa dura lección de la abuela le hizo reflexionar, pero no en el sentido debido.
    Besos y gracias por participar.

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  10. ¡Ay!, qué mala suerte tener una abuela casi ciega.
    Esa será la comida más cara del mundo.

    Un abrazo

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  11. Fuerte ese final. Irreflexivo y superficial personaje donde no cabe otra forma de terminar sus días.
    Besos

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